"Tres semanas antes de la última Navidad, mi padre, que cumplirá 89 años el mes que viene, se cayó por un tramo de escaleras y se rompió la cadera. Después de una espera terriblemente larga para que llegara una ambulancia, lo ingresaron en un hospital de Macclesfield, Cheshire, y lo operaron. En medio de otro terrible invierno del NHS, el tratamiento que recibió me pareció ligeramente milagroso. Y hubo otro aspecto de su estadía que no me pareció menos notable. Macclesfield no es el lugar más diverso del mundo, pero la mayoría de los médicos y enfermeras que lo atendieron con tanto esmero eran inmigrantes de primera generación, en su mayoría de países africanos o de la India: personas que normalmente estaban sobrecargadas y con prisas, pero que respondieron a mis interminables preguntas y consultas con una gracia y una paciencia asombrosas."