Uruguay detiene así la ola conservadora iniciada en Argentina con Javier Milei y consumada definitivamente en Estados Unidos, con el triunfo de Donald Trump. La democracia de este pequeño país sudamericano es una anomalía en una región atravesada por la crisis de los partidos políticos y una representación menguante. La de Uruguay fue una campaña a la vieja usanza, con enfrentamientos de baja intensidad y llamamientos al respeto republicano.
me alegro y que sea para bien, enhorabuena a los charruas y a Pepe Mújica que seguro que le vendrá bien esta ola de, por el ahora, esperanza, en sus momentos finales.
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me alegro y que sea para bien, enhorabuena a los charruas y a Pepe Mújica que seguro que le vendrá bien esta ola de, por el ahora, esperanza, en sus momentos finales.