NOTAS

1.- Tras los Acuerdos de Munich, Checoslovaquia pasa a ser denominada Checo-Eslovaquia, debido a la difícil supervivencia del Estado como unitario y la necesidad de conceder autonomía a los eslovacos.

2.- Polonia dista de ser el país mártir que se presenta en la historiografía de los Aliados. Tras la Primera Guerra Mundial, llevó a cabo una política de agresión contra sus vecinos (Unión Soviética, a quien atacó en 1920; Lituania, a quien arrebató Vilnius; Checoslovaquia, a quien quitó la zona de Teschen); y, sobre todo, contra los judíos, a quienes persiguió ferozmente (y de cuyo sufrimiento después se aprovechó para inflar sus cifras de víctimas).

3.- No era por bondad, claro. En general, Hitler prefirió siempre los estados satélites a la ocupación de territorios, si ello era posible. En este momento, consideró que un débil aliado eslovaco sería más útil que un estado húngaro demasiado poderoso. Por lo tanto, impulsó la autonomía eslovaca, y sólo concedió unas migajas de sus pretensiones a Hungría. Además, Italia trataba de apoyar a Hungría como un freno a la superioridad alemana en los Balcanes (que Mussolini consideraba su “área de influencia”); razón de más para que Hitler desconfiara de los húngaros.

4.- Litvinov (Comisario de Asuntos Exteriores) advirtió a Coulondre (Embajador francés en Moscú) que, como resultado de los Acuerdos, Hitler podía elegir ahora atacar al Occidente o a la URSS; y, con cierto tono de revancha, que lo más posible era que intentase un acuerdo con la URSS. Otro diplomático, Vladimir Potemkin (embajador en París hasta 1937) dijo a su amigo Coulondre que los Acuerdos llevarían a un Cuarto Reparto de Polonia. No era una amenaza. Era una perspicaz anticipación de que, ante un ataque alemán a Polonia, la URSS no podía permitir que la Werhmacht avanzase hasta los alrededores de Minsk.

5.- Aunque, como ya se ha dicho, había una diferencia: Hungría buscaba la anexión de Rutenia; Hitler la creación de una serie de Estados-Títere que fueran aliados de Alemania.

6.- El 13 de Marzo, en su estilo teatral acostumbrado, Hitler advirtió a los eslovacos (cuya delegación encabezaba Monseñor Tiso, más tarde Jefe de Estado eslovaco, y ejecutado por los checoslovacos tras la guerra) que “el tiempo se les acababa; que, o bien declaraban la independencia, y entonces el pueblo alemán los apoyaría, o no lo hacían, y entonces él, el Führer, se lavaba las manos, y les dejaría en manos de checos, polacos y húngaros”

7.- Puede parecer sorprendente, pero fue Hacha quien pidió protección a Hitler, y no al revés; tampoco –como se dijo en tiempos- fueron Francia o Inglaterra los que lo aconsejaron; fue una iniciativa del presidente checo. Pero, en realidad, los checos habían pertenecido a los Imperios Alemán o Austriaco durante mil años, hasta 1918; y, para ellos, los alemanes no parecían, en 1939, peores amos que los húngaros, los polacos, o los rusos. Por entonces no se conocía de qué podía ser capaz Herr Hitler.

8.- Debo insistir en que las intenciones de Hitler en su Política Exterior hacia Europa Oriental durante los años 30 - pese a sus exabruptos, que tanto se recuerdan- parecen más encaminados a crear estados satélites con gobiernos aliados subordinados a Alemania, que a destruir las diferentes nacionalidades. Gracias a la sumisión del Dr Hacha, Praga fue la única capital de Europa Oriental que no sufrió los horrores de la guerra, y los checos fueron sometidos a un régimen tirano y dictatorial, pero no más que los franceses o los propios alemanes.

9.- Todo hace indicar que la crisis de Marzo pilló a Hitler por sorpresa, y sus improvisadas decisiones buscaban más evitar un crecimiento del poder de Hungría (que Italia veía con buenos ojos, por cierto) que someter por la fuerza a los checos.

10.- Obsérvese que en este capítulo, la diplomacia de Francia y Reino Unido se ha mostrado poco deseosa de intervenir; y en el caso de la URSS, aunque hubiera querido hacer algo, la geografía y los deseos de los checos lo impidieron. Pero, como veremos en el siguiente, todo cambiará a partir de este momento.