La mayoría de magistrados elegidos a propuesta del PSOE que compone el Tribunal Constitucional (TC) ha deconstruido el caso ERE con unas sentencias que no solo borran delitos sino que desautorizan de plano a los jueces que condenaron a 15 ex altos cargos socialistas de la Junta de Andalucía, entre ellos, los expresidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán. El TC también enmienda a los fiscales que acusaron, a los jueces de instrucción, a los interventores del Estado y de la Junta o a los investigadores de la Guardia Civil que analizaron la trama durante una década. El órgano de garantías que preside Cándido Conde-Pumpido ha empoderado al PSOE andaluz, que promueve la rehabilitación moral de Chaves y Griñán, a los que hizo renunciar de sus cargos cuando fueron procesados en el año 2015. Pero hay cinco certezas judiciales que ni tan siquiera el TC ha podido desmontar.
1. Hubo fraude
No fue un invento del PP ni tampoco de los jueces. Los ex directores generales de Trabajo Francisco Javier Guerrero y Juan Márquez dispusieron a su voluntad —y a la de sus superiores— de un fondo de casi 680 millones de euros entre 2000 y 2009, dinero público que repartieron sin ningún control ni límite presupuestario. La cuantía aparece, desglosada año a año, en el relato de hechos probados que recoge la sentencia de la Audiencia Provincial de Sevilla.
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ANTONIO R. VEGA
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Las ayudas se daban entre las empresas que eran tocadas por la 'varita mágica' del Gobierno andaluz, porque no existía orden ni convocatoria ni transparencia ni un procedimiento reglado para concederlas. Los hechos probados han sido establecidos de manera concluyente y cierta. Constituyen una verdad judicial que ni el TC puede modificar.
2. No fueron cuatro «golfos»
Desde que la juez Mercedes Alaya abrió las diligencias previas que darían origen al caso ERE en enero de 2011, Guerrero se convirtió en el blanco perfecto sobre el que el Ejecutivo andaluz descargaba la responsabilidad exclusiva del desparrame de fondos públicos. Para minimizar los daños y evitar que la deflagración del escándalo terminara alcanzando a los escalones superiores —como así sucedió—, Chaves y sus subordinados pusieron en circulación la teoría de los «cuatro golfos» para terminar endosando las culpas a Guerrero y al ex interventor general de la Junta, absuelto en el juicio.
La sentencia de 2019 deja claro —y el TC no lo rebate— que, sin la intervención de todos los condenados «hubiera sido imposible» que la Consejería de Empleo de la Junta, a través de la Dirección General de Trabajo y Seguridad Social, hubiera dispuesto de fondos para conceder y pagar ayudas a través de un ente autonómico externo, el IFA/IDEA, sin la tramitación del correspondiente expediente que permitiese acreditar, no ya sólo el fin público o social del destino de las cantidades concedidas, sino que, justificado éste, se hubieran aplicado los fondos al mismo.
3. Afines al PSOE fueron beneficiados
En los diez años en los que estuvo funcionando este fondo, el Gobierno andaluz pudo apagar con él conflictos laborales, pero también facilitó que más de 70 allegados al PSOE sacaran provecho. La 'manguera' de dinero público favoreció a intrusos o falsos trabajadores que se colaron en ERE de empresas que ni habían pisado para cobrar una paga mensual hasta cumplir la edad de jubilación, pero también consultoras, conseguidores y sindicatos que ganaban comisiones desorbitadas por tramitar ayudas, hijos de altos cargos que se colocaron en compañías beneficiadas, o alcaldes que recibieron un balón de oxígeno financiero para ganar las elecciones en su pueblo o montar una empresa propia. Hasta 90,6 millones de euros del conocido 'fondo de reptiles' acabaron en las cuentas corrientes de afines al partido para su enriquecimiento personal o lucro político. Con los ERE se tejió una porosa trama de clientelismo.
4. Malversación sí que existió
Tampoco el Tribunal Constitucional lo niega, aunque haya exonerado de este delito a Griñán o a su exconsejera de Hacienda, Carmen Martínez Aguayo, que habían sido condenados a seis años de prisión. No ha sucedido así en el caso del exconsejero de Empleo Antonio Fernández, al que el tribunal considera conocedor del desvío de dinero a fines distintos de los fijados en el programa y, por tanto, le mantiene este delito y no ve vulnerada su presunción de inocencia.
5. Nadie ha sido absuelto
El TC ha aceptado parcialmente los recursos de los acusados por vulneraciones de la legalidad penal o de la presunción de inocencia, pero la realidad es que todos ellos siguen estando condenados. Su conducta fue delictiva, antes y después del amparo. Compete ahora a la Audiencia de Sevilla dictar nuevas resoluciones en las que calcule a la baja las penas fijadas. El caso ERE ha sido deconstruido pero no está finiquitado.
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1. Hubo fraude
No fue un invento del PP ni tampoco de los jueces. Los ex directores generales de Trabajo Francisco Javier Guerrero y Juan Márquez dispusieron a su voluntad —y a la de sus superiores— de un fondo de casi 680 millones de euros entre 2000 y 2009, dinero público que repartieron sin ningún control ni límite presupuestario. La cuantía aparece, desglosada año a año, en el relato de hechos probados que recoge la sentencia de la Audiencia Provincial de Sevilla.
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2. No fueron cuatro «golfos»
Desde que la juez Mercedes Alaya abrió las diligencias previas que darían origen al caso ERE en enero de 2011, Guerrero se convirtió en el blanco perfecto sobre el que el Ejecutivo andaluz descargaba la responsabilidad exclusiva del desparrame de fondos públicos. Para minimizar los daños y evitar que la deflagración del escándalo terminara alcanzando a los escalones superiores —como así sucedió—, Chaves y sus subordinados pusieron en circulación la teoría de los «cuatro golfos» para terminar endosando las culpas a Guerrero y al ex interventor general de la Junta, absuelto en el juicio.
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3. Afines al PSOE fueron beneficiados
En los diez años en los que estuvo funcionando este fondo, el Gobierno andaluz pudo apagar con él conflictos laborales, pero también facilitó que más de 70 allegados al PSOE sacaran provecho. La 'manguera' de dinero público favoreció a intrusos o falsos trabajadores que se colaron en ERE de empresas que ni habían pisado para cobrar una paga mensual hasta cumplir la edad de jubilación, pero también consultoras, conseguidores y sindicatos que ganaban comisiones desorbitadas por tramitar ayudas, hijos de altos cargos que se colocaron en compañías beneficiadas, o alcaldes que recibieron un balón de oxígeno financiero para ganar las elecciones en su pueblo o montar una empresa propia. Hasta 90,6 millones de euros del conocido 'fondo de reptiles' acabaron en las cuentas corrientes de afines al partido para su enriquecimiento personal o lucro político. Con los ERE se tejió una porosa trama de clientelismo.
4. Malversación sí que existió
Tampoco el Tribunal Constitucional lo niega, aunque haya exonerado de este delito a Griñán o a su exconsejera de Hacienda, Carmen Martínez Aguayo, que habían sido condenados a seis años de prisión. No ha sucedido así en el caso del exconsejero de Empleo Antonio Fernández, al que el tribunal considera conocedor del desvío de dinero a fines distintos de los fijados en el programa y, por tanto, le mantiene este delito y no ve vulnerada su presunción de inocencia.
5. Nadie ha sido absuelto
El TC ha aceptado parcialmente los recursos de los acusados por vulneraciones de la legalidad penal o de la presunción de inocencia, pero la realidad es que todos ellos siguen estando condenados. Su conducta fue delictiva, antes y después del amparo. Compete ahora a la Audiencia de Sevilla dictar nuevas resoluciones en las que calcule a la baja las penas fijadas. El caso ERE ha sido deconstruido pero no está finiquitado.