Estuve hace año y pico a Oviedo y me llamó la atención las cuadrillas de adolescentes con chándal con capucha y actitud pandillera que vi en el Campo de San Francisco. Me quedé sorprendido porque estos grupillos sí que lo veo por Madrid, pero no me lo imaginaba en una capital de provincia pequeña.
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Y lo creían en serio: "eso es en Madrid, aquí no va a pasar, ¡Menudos somos!".