Se espera que decenas de miles de manifestantes con banderas azules y blancas de Israel desfilen por las estrechas calles de la Ciudad Vieja, donde muchos comerciantes palestinos cierran sus negocios por temor a la violencia racista.
Un portavoz de la policía dijo que más de 3. 000 policías estarían de servicio para "mantener la rutina de la vida tanto como sea posible".
“El paso de israelíes por Israel con banderas israelíes no es incendiario, es solo una fiesta nacional que va a tener lugar”, dijo.
Israel considera que toda Jerusalén, incluida Jerusalén Este, que tomó en la guerra de Oriente Medio de 1967 y anexó en una medida no reconocida internacionalmente, es la capital “eterna e indivisa” del Estado judío.
Los palestinos ven la marcha como una provocación descarada dirigida a socavar su reclamo de Jerusalén Este como la capital de un futuro Estado independiente. El año pasado, el evento vio a grupos de jóvenes judíos cantar consignas que incluían “¡Muerte a los árabes!”
La Ciudad Vieja amurallada de Jerusalén, hogar de algunos de los lugares más sagrados de las religiones judía, musulmana y cristiana, ha sido un foco habitual de problemas, a menudo de visitantes de fuera de la zona, donde las tres comunidades viven muy cerca entre estrechos callejones.
Este año, se prestó más atención a la posibilidad de un estallido de tensiones y una reacción de Hamás, que emitió un comunicado pidiendo una “movilización general y enfrentamiento” en Jerusalén y Cisjordania ocupada.
La violencia durante la marcha de 2021 contribuyó al inicio de una guerra de 10 días entre Israel y el Movimiento Hamas, que había advertido que reaccionaría ante lo que consideraba incursiones en el complejo de la Mezquita Al Aqsa y los intentos de grupos de colonos judíos de desplazar por la fuerza a los residentes palestinos de sus hogares.
La policía dijo que la marcha no entraría en el complejo de la colina, el tercer lugar más sagrado para los musulmanes y el lugar más sagrado para los judíos, que lo veneran como el Monte del Templo, el sitio de dos antiguos templos destruidos en la antigüedad.
Se informó de que un gran número de visitantes judíos habían entrado en el recinto por la mañana, en virtud del acuerdo concertado con la autoridad jordana que administra el lugar, que les permite visitar el recinto pero no orar en él.
Un portavoz de la policía dijo que más de 3. 000 policías estarían de servicio para "mantener la rutina de la vida tanto como sea posible".
“El paso de israelíes por Israel con banderas israelíes no es incendiario, es solo una fiesta nacional que va a tener lugar”, dijo.
Israel considera que toda Jerusalén, incluida Jerusalén Este, que tomó en la guerra de Oriente Medio de 1967 y anexó en una medida no reconocida internacionalmente, es la capital “eterna e indivisa” del Estado judío.
Los palestinos ven la marcha como una provocación descarada dirigida a socavar su reclamo de Jerusalén Este como la capital de un futuro Estado independiente. El año pasado, el evento vio a grupos de jóvenes judíos cantar consignas que incluían “¡Muerte a los árabes!”
La Ciudad Vieja amurallada de Jerusalén, hogar de algunos de los lugares más sagrados de las religiones judía, musulmana y cristiana, ha sido un foco habitual de problemas, a menudo de visitantes de fuera de la zona, donde las tres comunidades viven muy cerca entre estrechos callejones.
Este año, se prestó más atención a la posibilidad de un estallido de tensiones y una reacción de Hamás, que emitió un comunicado pidiendo una “movilización general y enfrentamiento” en Jerusalén y Cisjordania ocupada.
La violencia durante la marcha de 2021 contribuyó al inicio de una guerra de 10 días entre Israel y el Movimiento Hamas, que había advertido que reaccionaría ante lo que consideraba incursiones en el complejo de la Mezquita Al Aqsa y los intentos de grupos de colonos judíos de desplazar por la fuerza a los residentes palestinos de sus hogares.
La policía dijo que la marcha no entraría en el complejo de la colina, el tercer lugar más sagrado para los musulmanes y el lugar más sagrado para los judíos, que lo veneran como el Monte del Templo, el sitio de dos antiguos templos destruidos en la antigüedad.
Se informó de que un gran número de visitantes judíos habían entrado en el recinto por la mañana, en virtud del acuerdo concertado con la autoridad jordana que administra el lugar, que les permite visitar el recinto pero no orar en él.