La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (Aesan) «obliga a que los productos de la pesca no se pongan a la venta con parásitos visibles». De sobra es conocido que la merluza o las anchoas, entre otros, contienen este parásito, que provoca afecciones digestivas de carácter grave. En teoría, una persona sólo puede contraer si come pescado infectado sin cocinar o sometido a preparaciones que no matan al parásito, por lo que se recomienda congelarlo previamente.
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