Los agentes averiguaron que la víctima trabajaba unas 16 horas al día, 50 horas semanales en el establecimiento hostelero de Pego y el resto cuidando a una persona de avanzada edad, familiar del empresario, al que ayudaba con la limpieza del hogar y con el mantenimiento de un huerto que había en la vivienda.
Según la Policía, el empresario habría conocido a la víctima en un curso formativo que impartía cuando la misma era menor de edad y presuntamente se aprovechó de la situación de vulnerabilidad del joven y el desconocimiento del idioma español para ofrecerle trabajo.
El joven ha relatado a la Policía que el empresario hostelero le pagaba 300 euros al mes, sueldo que subía a 400 euros en temporada alta. No obstante, luego le descontaba 100 euros de dicho sueldo por ofrecerle alojamiento.
Las condiciones laborales de la víctima eran extremadamente duras, dado que solo se le permitía alimentarse de las sobras de comida de los clientes del establecimiento. Asimismo, la víctima ha declarado que durante su jornada laboral habría estado sometido a insultos, vejaciones y amenazas con devolverlo a su país de origen por estar en situación irregular.
Según la Policía, el empresario habría conocido a la víctima en un curso formativo que impartía cuando la misma era menor de edad y presuntamente se aprovechó de la situación de vulnerabilidad del joven y el desconocimiento del idioma español para ofrecerle trabajo.
El joven ha relatado a la Policía que el empresario hostelero le pagaba 300 euros al mes, sueldo que subía a 400 euros en temporada alta. No obstante, luego le descontaba 100 euros de dicho sueldo por ofrecerle alojamiento.
Las condiciones laborales de la víctima eran extremadamente duras, dado que solo se le permitía alimentarse de las sobras de comida de los clientes del establecimiento. Asimismo, la víctima ha declarado que durante su jornada laboral habría estado sometido a insultos, vejaciones y amenazas con devolverlo a su país de origen por estar en situación irregular.
Telita.