Creo haber leído que es infinita. Sin embargo la temperatura mínima para que se conserve la estabilidad del espacio-tiempo bariónico tal y como lo conocemos si tiene un límite inferior. Lo más lejos que hemos llegado es a simular un condensado de Bose-Einstein.
No soy físico titulado, pero me gusta mucho el tema y estudié 2 años la carrera.
#2 Reconozco que he comentado sin leerlo del todo. Muy interesante.
Parece que vivimos en un universo que tiene un rango determinado de energía por cantidad de espacio.Y todo lo que se salga de eso pierde la ""estructura"" ( deja de existir ) en nuestra "realidad" medible. Es como el espectro electromagnético y lo que vemos los humanos. Imagina si fuéramos capaces de ver las microondas o las ondas de radio..... sería un caos innecesario muy costoso de procesar.
Mi conclusión es que estamos malgastando demasiado tiempo en ciertos temas que ya sabemos que son irresolubles dada nuestra escala energética y espacio-temporal. Y deberíamos investigar más cómo sobrevivir a nuestra propia destrucción.
#3Y deberíamos investigar más cómo sobrevivir a nuestra propia destrucción Si, pero el problema es que a priori no es posible saber qué conocimientos pueden ser útiles para ello o no, a los descubrimientos de la ciencia básica a menudo se les encuentra aplicación práctica muchos años o décadas después de encontrarlos.
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No soy físico titulado, pero me gusta mucho el tema y estudié 2 años la carrera.
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Parece que vivimos en un universo que tiene un rango determinado de energía por cantidad de espacio.Y todo lo que se salga de eso pierde la ""estructura"" ( deja de existir ) en nuestra "realidad" medible. Es como el espectro electromagnético y lo que vemos los humanos. Imagina si fuéramos capaces de ver las microondas o las ondas de radio..... sería un caos innecesario muy costoso de procesar.
Mi conclusión es que estamos malgastando demasiado tiempo en ciertos temas que ya sabemos que son irresolubles dada nuestra escala energética y espacio-temporal. Y deberíamos investigar más cómo sobrevivir a nuestra propia destrucción.