Yo recuerdo el shock que recibí hace bastantes años en una escapada que hize a la Sierra de la Culebra, en la provincia de Zamora. Es una zona realmente despoblada, de las más despobladas de Castilla, y en concreto acampé en una hondonada donde el pueblo más cercano debería estar a unos 30 kms. En una noche perfecta de verano, tumbado en el suelo mirando el cielo, pensé que sí había un dios al ver la inmensidad del universo repleto de estrellas que tenía ante mis ojos. Me sentí diminuto e insignificante ante tanta majestuosidad. Aún lo recuerdo y me estremezco. Lo que nos perdemos con la contaminación lumínica no tiene precio. #6 #5 #4 Saludos.