#2 Tu comentario me recuerda al de los curanderos.
"Curanderos los hay buenos y malos, como todo"
Creo que esa afirmación es como pedir que demos un cheque en blanco. El problema no empieza en quien lo practica si no en la ciencia que hay detrás de ello, que es ninguna. Tu imagina que yo te digo "pues homeopatas los hay buenos y malos, como todo" El problema no es el psicólogo si no la psicología.
Un psicólogo no es más que un charlatán y eres mejor psicólogo cuanto más estrambotica es tu teoría. Si yo te digo mañana que hacer examenes fortalece la comprensión y se inculca el espíritu de esfuerzo, probablemente te lo creas pero mañana te llega otro psicólogo y te cuenta que eso no es aprender si no memorizar y que los niños se traumatizan porque se sienten presionados, pues decimos que es mejor porque nos lo creemos más no por la ciencia que hay detrás de sus afirmaciones.
Y así, por ejemplo, confiamos la educación de nuestros hijos en charlatanes que no tienen ni puta idea, cuando a veces tan poco tienen escrúpulos de inventarse subnormalidades porque saben que ir contra el sentido común con explicaciones estrambóticas, imprecisas y alambicadas les otorga prestigio.
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"Curanderos los hay buenos y malos, como todo"
Creo que esa afirmación es como pedir que demos un cheque en blanco. El problema no empieza en quien lo practica si no en la ciencia que hay detrás de ello, que es ninguna. Tu imagina que yo te digo "pues homeopatas los hay buenos y malos, como todo" El problema no es el psicólogo si no la psicología.
Un psicólogo no es más que un charlatán y eres mejor psicólogo cuanto más estrambotica es tu teoría. Si yo te digo mañana que hacer examenes fortalece la comprensión y se inculca el espíritu de esfuerzo, probablemente te lo creas pero mañana te llega otro psicólogo y te cuenta que eso no es aprender si no memorizar y que los niños se traumatizan porque se sienten presionados, pues decimos que es mejor porque nos lo creemos más no por la ciencia que hay detrás de sus afirmaciones.
Y así, por ejemplo, confiamos la educación de nuestros hijos en charlatanes que no tienen ni puta idea, cuando a veces tan poco tienen escrúpulos de inventarse subnormalidades porque saben que ir contra el sentido común con explicaciones estrambóticas, imprecisas y alambicadas les otorga prestigio.