El grupo vio la luz en un oscuro sótano carbonero en abril de 1985. Cuatro jóvenes descontentos, Thomas Lüdke (voz y teclados), Ralf P. Schauf (bajo), Andreas Basera Küchenmeister (percusión) y Marion Aseema Küchenmeister (letra y voz) habían aunado fuerzas y centraban su búsqueda del sentido de la vida en convertir sus sentimientos en música.
Los dos primeros temas de la banda, «Love is a kind of mystery» y «Devil Dance», fueron tomando forma y los pinchadiscos empezaron a pasarse copias caseras de las grabaciones de uno a otro, cosa que hizo posible la irrupción de Invisible Limits en la escena de la new wave aún antes de que se editara nada oficialmente.
Pero cuando la primera euforia se apaciguó, el éxito les hizo anhelar más. La diversidad de opiniones en cuanto a los proyectos en solitario, a los sonidos y a los objetivos, acabaron en la primera división del grupo en 1987. El vocalista Thomas Lüdke abandona la banda e intenta el éxito en solitario con «The Invincible Spirit».
Su primer álbum, «Demand for Supply» (1987) abrió el camino y el estilo del grupo, con una voz de ensueño, era Marion quien daba el sonido de marca a Invisible Limits.
Dos años después aparecería el segundo álbum, «A Conscious State» (1989). Recibieron muy buenas críticas de la prensa especializada que describían la versión de «Love Will Tear Us Apart», de Joy Division, como uno de los temas más interesantes y brillantes de los últimos meses (Fachblatt), llegando algunos a decir que era una de las mejores versiones de los 80 o el disco del verano e invierno del 89/90. Por primera vez, las revistas musicales británicas se hicieron eco de los alemanes, describiéndolos como una irresistible y bailonga combinación de New Order y Eurythmics (Record Mirror).
En España, el álbum llegó al puesto número 4 en las listas «dance» en marzo de 1990. La gira ibérica del grupo de 1990-1992 los llevó por salas de Valencia, Tarragona y Murcia, donde se colgaron los carteles de No hay entradas. El éxito en tierra ajena fue memorable y provocó la edición, años más tarde, de un disco de éxitos titulado «History (The Best)».
«Familiar!» (1991) pertenece a la tercera etapa en la historia de la banda, producido junto con el británico John Fryer (Depeche Mode, Nine Inch Nails o HIM). Las aportaciones musicales de gente perteneciente a una nueva generación se reflejaba en sutiles arreglos y en un sonido más claro y relajado.
Festivales como el Rheinkultur o Lords of Independance hicieron crecer su base de seguidores y el tamaño de las salas de conciertos durante sus giras.
Las peticiones de los fans de una grabación en directo resultó en «Live», una grabación pura y dura de su concierto en la Wuppertaler Börse el 5 de febrero de 1992.
El quinto álbum de la banda, «Violence» (1993) fue otro hito en la historia del grupo. Ralf P. Schauf y Jürgen Jaeger habían abandonado la banda, dejando a Marion Aseema Küchenmeister y Andreas Basera Küchenmeister a sus anchas. Con invitados musicales ingleses (Nigel Butler, Andy Falconer y Len Davies), canadienses (Darrin Huss, Psyche) y mexicanos (Blanca Solorio), quedó claro el puro y enorme potencial del grupo.
Aunque este quinto álbum pasó desapercibido en Alemania, en 1995, las peticiones de los seguidores llevaron a Aseema y Basera a la capital de Letonia. Innumerables entrevistas de radio y programas de televisión hicieron que la fría ciudad de Riga hirviera a principios de enero al presentar a los letones sus canciones melancólicas envueltas de sonido esférico.
De allí, marcharon directamente a Argentina, donde cosecharon un gran éxito con «Violence» durante el otoño europeo de 1995. El álbum se mantendría entre los cinco primeros puestos de las listas durante las siguientes semanas. Siguieron más giras por Argentina y Chile, con algunos conciertos retransmitidos por televisión. Otras ediciones en Chile, Uruguay, Perú y hasta México hicieron de este grupo las estrellas del mundo musical hispanoamericano, y les hizo experimentar los lados positivos y negativos de la fama.
Invisible Limits volvieron finalmente a su país en 1996. Los jóvenes descontentos se habían convertido en adultos pensativos y 10 años de producción y tensión de la gira tuvieron su resultado: Aseema y Basera se tomaron un descanso para reorganizar y repensar las estructuras del pasado.
#1 Sólo conocía a esta gente por "Golden Dreams". Me ha impresionado la historia, y me he dado cuenta de que la versión de "Love will tear us appart" sí la había escuchado, pero no sabía que fuera suya.
#2 Yo igual, pero la he escuchado de casualidad y quería compartirla con vosotros.
Debido a que la música actual me resulta tremendamente insulsa llevo tiempo escuchando sesiones de las discotecas valencias de finales de los 80 (si, lo que luego degradó a la famosa "ruta del bakalao") y es increíble la explosión cultural que supuso aquello y más en aquellos años sin internet. Música espectacular que por desgracia poco sonó en las emisoras de radio en este país, y que los afortunados valencianos pudieron disfrutar gracias al trabajo de sus djs y de la tienda de discos zig zag.
#4 Vamos, como de aquí a Lima
Lo triste es que aun para muchos queda el recuerdo de que la movida madrileña fue algo bonito y la movida valenciana algo de bakalas pastilleros, cuando en realidad, la música de la movida valenciana de los 80 a mi juicio era mucho más innovadora y vanguardista.
1k 40
Hemos deshabilitado la autenticación con Facebook. Si entras a Mediatize con una cuenta de Facebook, lee esto.
Los dos primeros temas de la banda, «Love is a kind of mystery» y «Devil Dance», fueron tomando forma y los pinchadiscos empezaron a pasarse copias caseras de las grabaciones de uno a otro, cosa que hizo posible la irrupción de Invisible Limits en la escena de la new wave aún antes de que se editara nada oficialmente.
Pero cuando la primera euforia se apaciguó, el éxito les hizo anhelar más. La diversidad de opiniones en cuanto a los proyectos en solitario, a los sonidos y a los objetivos, acabaron en la primera división del grupo en 1987. El vocalista Thomas Lüdke abandona la banda e intenta el éxito en solitario con «The Invincible Spirit».
Su primer álbum, «Demand for Supply» (1987) abrió el camino y el estilo del grupo, con una voz de ensueño, era Marion quien daba el sonido de marca a Invisible Limits.
Dos años después aparecería el segundo álbum, «A Conscious State» (1989). Recibieron muy buenas críticas de la prensa especializada que describían la versión de «Love Will Tear Us Apart», de Joy Division, como uno de los temas más interesantes y brillantes de los últimos meses (Fachblatt), llegando algunos a decir que era una de las mejores versiones de los 80 o el disco del verano e invierno del 89/90. Por primera vez, las revistas musicales británicas se hicieron eco de los alemanes, describiéndolos como una irresistible y bailonga combinación de New Order y Eurythmics (Record Mirror).
En España, el álbum llegó al puesto número 4 en las listas «dance» en marzo de 1990. La gira ibérica del grupo de 1990-1992 los llevó por salas de Valencia, Tarragona y Murcia, donde se colgaron los carteles de No hay entradas. El éxito en tierra ajena fue memorable y provocó la edición, años más tarde, de un disco de éxitos titulado «History (The Best)».
«Familiar!» (1991) pertenece a la tercera etapa en la historia de la banda, producido junto con el británico John Fryer (Depeche Mode, Nine Inch Nails o HIM). Las aportaciones musicales de gente perteneciente a una nueva generación se reflejaba en sutiles arreglos y en un sonido más claro y relajado.
Festivales como el Rheinkultur o Lords of Independance hicieron crecer su base de seguidores y el tamaño de las salas de conciertos durante sus giras.
Las peticiones de los fans de una grabación en directo resultó en «Live», una grabación pura y dura de su concierto en la Wuppertaler Börse el 5 de febrero de 1992.
El quinto álbum de la banda, «Violence» (1993) fue otro hito en la historia del grupo. Ralf P. Schauf y Jürgen Jaeger habían abandonado la banda, dejando a Marion Aseema Küchenmeister y Andreas Basera Küchenmeister a sus anchas. Con invitados musicales ingleses (Nigel Butler, Andy Falconer y Len Davies), canadienses (Darrin Huss, Psyche) y mexicanos (Blanca Solorio), quedó claro el puro y enorme potencial del grupo.
Aunque este quinto álbum pasó desapercibido en Alemania, en 1995, las peticiones de los seguidores llevaron a Aseema y Basera a la capital de Letonia. Innumerables entrevistas de radio y programas de televisión hicieron que la fría ciudad de Riga hirviera a principios de enero al presentar a los letones sus canciones melancólicas envueltas de sonido esférico.
De allí, marcharon directamente a Argentina, donde cosecharon un gran éxito con «Violence» durante el otoño europeo de 1995. El álbum se mantendría entre los cinco primeros puestos de las listas durante las siguientes semanas. Siguieron más giras por Argentina y Chile, con algunos conciertos retransmitidos por televisión. Otras ediciones en Chile, Uruguay, Perú y hasta México hicieron de este grupo las estrellas del mundo musical hispanoamericano, y les hizo experimentar los lados positivos y negativos de la fama.
Invisible Limits volvieron finalmente a su país en 1996. Los jóvenes descontentos se habían convertido en adultos pensativos y 10 años de producción y tensión de la gira tuvieron su resultado: Aseema y Basera se tomaron un descanso para reorganizar y repensar las estructuras del pasado.
Debido a que la música actual me resulta tremendamente insulsa llevo tiempo escuchando sesiones de las discotecas valencias de finales de los 80 (si, lo que luego degradó a la famosa "ruta del bakalao") y es increíble la explosión cultural que supuso aquello y más en aquellos años sin internet. Música espectacular que por desgracia poco sonó en las emisoras de radio en este país, y que los afortunados valencianos pudieron disfrutar gracias al trabajo de sus djs y de la tienda de discos zig zag.
Lo triste es que aun para muchos queda el recuerdo de que la movida madrileña fue algo bonito y la movida valenciana algo de bakalas pastilleros, cuando en realidad, la música de la movida valenciana de los 80 a mi juicio era mucho más innovadora y vanguardista.