Una entidad empresarial es, por definición, una estructura jerárquica; y, por ende, antidemocrática. Y esto es extrapolable a gran escala, donde el liberalismo tiende a imponer la idiosincrasia empresarial a todos los ámbitos de la vida en el que podría ser calificado como un periodo de mercantilización indiscriminado. Y, en la práctica, esto funciona como una versión readaptada y más sofisticada del fascismo.
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Una entidad empresarial es, por definición, una estructura jerárquica; y, por ende, antidemocrática. Y esto es extrapolable a gran escala, donde el liberalismo tiende a imponer la idiosincrasia empresarial a todos los ámbitos de la vida en el que podría ser calificado como un periodo de mercantilización indiscriminado. Y, en la práctica, esto funciona como una versión readaptada y más sofisticada del fascismo.
Lo mio con la electrónica ya es enfermizo.