No la culpéis, los padres desde la transición han hecho ver a sus hijos que ellos son supermegasacrificados, que nunca van a poder agradecerlo y devolverlo suficiente y que nunca estarán a la altura de sus padres. Por no admitir que realmente ese sentimiento surge del fracaso de su propia generación lo han convertido en "ley de vida" y transmiten a su prole ese sentimiento de inferioridad hacia sus padres, cueste lo que cueste.

Qué se puede esperar cuando nos repiten que hay que disfrutar de la juventud hasta la saciedad. Eso nos lo dicen viejos que no quieren que compitamos con ellos por "su" dinero y nivel de vida, por algo será. No me imagino a nadie de la generación de mis abuelos queriendo ser unos eternos adolescentes.