Es abominable lo que hacía esta empresa. Te enchufaba exactamente la misma maquinita que vendía a parte, pero aquí la rodeaba de una montaña de basura de plástico alrededor, sin ampliar la pantalla, sin funciones extra --tan sólo que el audio ahora salía por un altavoz--, es exactamente el mismo juego, pero, claro, parecía que tenías un simulador o algo molón... Hasta que jugabas a ello (aunque a niños pequeños aún les podría llegar a molar). Me pregunto cuantos chavales a los que les regalaron estos engendros no habrán sufrido depresión más tarde en su vida adulta por culpa de tales experiencias infantiles.
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