Es una medida positiva. Nos hemos malacostumbrado a comprar productos empaquetados en fruterías y supermercados cuando es mejor comprarlos a granel porque se contamina menos, se ahorra energía en fabricar plásticos, es menos tóxico y sale más barato. Poner el impuesto hace que los fabricantes y distribuidores busquen formas más óptimas y ecológicas de vender los productos.
*