Estuve trabajando como freelance para una empresa donde la mujer del dueño, de treintimuchos años, era la jefa de la oficina. Pueblo pequeño, trabajadores jóvenes rondando la veintena, y aguantaban carros y carretas, entre otros, los gritos de esta "señora" cuando se cometía algún fallo. Y se pensaba que a mí me podía tratar igual. La primera vez que me gritó le dije "oye, te estás equivocando. A mí si me tienes que decir algo, me lo dices con respeto como cuando yo te hablo a ti". Unas semanas después volvió a hacerlo, y se lo repetí: "oye, que ya te lo he dicho antes, que a mí me hables con respeto". Un par de meses después le dije que ya no seguía con el mantenimiento de su programa, que ya no tenía tiempo para hacerlo, y se quedaron con dos palmos de narices. En un año no consiguieron encontrar nadie que quisiera continuarlo.
#2 Era un programa que yo empecé desde 0 y que durante los primeros 3 años tuvo un fuerte desarrollo, y yo ganando bien, pero que ya se había estancado el desarrollo 2 años más tarde y lo que arreglaba eran pequeños bugs y mejoras. Ya no me compensaba aguantarlos. Tras ese año sin mantenimiento, vendieron la empresa y yo colaboré con la migración para el nuevo propietario. Me saqué unos eurillos más y quedé como un señor.
Ni que decir tiene que mi relación profesional tras eso con los antiguos propietarios es nula, pese a que una de las veces el dueño me confesó que había estado muy contento con mi trabajo y muy orgulloso de "su" programa. También me confesó que era consciente que ese programa, hecho por una empresa en lugar de por mí como freelance, le hubiese costado el doble y el triple, y que las incidencias en lugar de arreglarse en el día se hubiesen arreglado en semanas.
A mí me pilló en la época en que me compré la casa y tenía que amueblarla y pagar hipoteca, y siendo más joven. Ahora ya, con la casa pagada y mis ahorros en el banco, paso de jaleos y de echar horas fuera de mi trabajo por cuenta ajena.
Ni que decir tiene que mi relación profesional tras eso con los antiguos propietarios es nula, pese a que una de las veces el dueño me confesó que había estado muy contento con mi trabajo y muy orgulloso de "su" programa. También me confesó que era consciente que ese programa, hecho por una empresa en lugar de por mí como freelance, le hubiese costado el doble y el triple, y que las incidencias en lugar de arreglarse en el día se hubiesen arreglado en semanas.
A mí me pilló en la época en que me compré la casa y tenía que amueblarla y pagar hipoteca, y siendo más joven. Ahora ya, con la casa pagada y mis ahorros en el banco, paso de jaleos y de echar horas fuera de mi trabajo por cuenta ajena.