— ¿Sabes? Esa tía que crees que te quiere no existe. Cuando se la metes es Matrix la que le está diciendo a mi cerebro: es bueno y jugoso. Está contigo porque la mantienes y porque mantienes a sus hijos. Después de nueve años, ¿sabes de qué me doy cuenta? — La ignorancia es la felicidad. — Entonces, tenemos un trato.