Ni el sol calienta, ni tenemos norte, ni sabemos dónde vamos
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El tito Mac, que habla de sí mismo en tercera persona como si de un trastorno de identidad disociativo (quizá por el hecho de ser un pseudónimo), está metido hasta las orejas en un pozo sin fondo de de guano mental, y pide disculpas a todos los que lo echan de menos, si tal cosa fuera posible. El tito Mac empuja su piedra ladera arriba, cual Sísifo, y empieza a pensar en que, aparte de pagar las facturas, ¿cual es el fin de todo lo que está haciendo? Es como Marx pensando en la alienación del trabajador, donde observa que esto lo desnaturaliza como ser humano y lo convierte en un recurso…