Sueños de una tarde de verano
El Tito Mac se asoma al mundo desde su retiro espiritual, entre cazón en adobo y choquitos fritos. A veces asoma por el reducto de estulticia del reverso naranja, donde echa risas y se descojona de la puerilidad de unos adultescentes preocupados por sus gatitos y sus perretes, en un mundo que no tiene piedad de los yerbas.
A veces revisa las noticias que llegan del exterior. Nada interesante que produzca mucho más que un alzamiento de cejas y un “po creo que voy a comerme unas gambitas, y si puede, póngame otra cerveza” mientras admira como hay quien se mete en el agua en un día de poniente.
Por lo demás, anda pensando en la izquierda. Va atando cabos, se ve en un dilema: como alguien que está tranquilamente en un chiringuito, que vive razonablemente bien, anda preocupado por la distribución de la riqueza.
Piensa en el camarero (recibe una orden estricta de no pretender servir Cruzcampo como si fuera cerveza bajo ningún concepto), y en cómo una tierra que vivía de la industria se ha convertido en una tierra de eso, de camareros.
No le pregunto, pues ya sé la respuesta por otro lado. Llegará a los 1400 echando más horas que un reloj de lunes a domingo, cobrando parte en negro. El dueño del chiringuito no se ha entretenido en montar una máquina de fichaje (ja, ja), ni hay manera de conseguir una inspección de trabajo.
El estado ha claudicado en su responsabilidad con el ciudadano
- Se pliega a los designios de los empresarios, aceptando la estafa a hacienda y a la seguridad social
- Acepta que los sueldos sean empujados a la baja. El paro es estructural, por mucho que un joven se prepare, solo espera subempleo y maleta al que no lo vea claro.
- Determinadas posiciones son mantenidas artificialmente bajas en términos de sueldo (en general todas las STEM).
- Perpetúa la carga y la presión fiscal sobre los trabajadores por cuenta ajena.
Las condiciones de distribución de la riqueza se ve cada vez más discutible, pero al tener algo que perder, la ciudadanía aún sigue pensando que hay que aguantar. Se vislumbra en el horizonte una renta básica universal, se vislumbra la legalización de drogas recreativas para mantener al personal tranquilo. Entre Huxley y Orwell vislumbraron distopías en las cuales se compartían varias cosas con la situación actual
- Empobrecimiento de la población, estado de guerra y esfuerzo colectivo continuo, pero no hasta el punto de revolución
- SOMA para todos
- destrucción del núcleo familiar y superficialidad en las relaciones interpersonales, hedonismo
- Espionaje al ciudadano (Alexa, Siri, Google), WhatsApp reventando la encriptación de las comunicaciones para poder pinchar chats
La norma dice que estos servicios son gratuitos porque el producto eres tú.
Afortunadamente, al menos en las STEM se les está volviendo en contra, porque no hay reposición, y al no haber demanda de empleo como para cubrir sueldos, lo que hay se cotiza al alza. Esto no es necesariamente bueno, las consultoras (PwC, Cap-Gemini, DELOITTE, o everis) tienden a mover esos servicios de consultoría fuera, con lo que está quedando un país de gerentuchos, lo que no es una buena idea, porque ya hay bastantes inútiles - irónicamente, las empresas actúan como obra social dando empleo a una capa de inútiles que se dedican a gestionar proveedores.
Encima, las STEM son impopulares entre los potenciales universitarios: hay que pencar demasiado. Yo mismo hubiera hecho magisterio infantil si llego a saber lo que me estaba esperando en el páramo de la moralidad de la consultoría IT (eso sí: imaginaos al Tito Mac entre niños de primaria adoctrinando a las nuevas generaciones acerca del uso correcto de la estadística, o cómo colorear grafos).
Total, que entre gamba y gamba, sigue pensando en cómo la izquierda se ha perdido en falsos dilemas, en malabares, en inclusividades imposibles, pretendiendo que no hay un choque cultural, o en falsos dilemas de género, degenerando en una panda de yerbas con visa que aun no se han dado cuenta que están ahí porque dos generaciones atrás se dieron de hostias y derramaron su sangre para que ellos estuvieran pensando en ir a echarse unas vacaciones en India a dibujar mandalas y a revisar chakras, y acabar con un tifus al acercarse al Ganges, o víctimas de cualquier salvajada en las calles de Benarés. Por supuesto, en cómodos plazos, de forma inclusiva.
El éxito más importante del neoliberalismo ha sido desmontar a la izquierda donde más le duele: cargándose el concepto de “clase obrera”, ahora se ha democratizado la clase media, y la ilusión de conseguirlo todo a base de tarjeta de crédito simplemente desactiva la impresión de que existe un techo de cristal que separa a los que tienen pasta del currito. El segundo éxito ha sido la creación del SJW (Social Justice Warrior) que crea grupos de presión (aquí estarían los de la chupi en Menéame, o los colectivos feministas de tercera ola),confundiendo igualdad con equidad.
En fin, niño, tráeme otra.
