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Por qué Irán debería pensar en los haredim antes de lanzar su ataque contra Israel

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Hace una semana Israel asesinó al jefe militar de Hizbolá en Beirut y al líder político de Hamas en Teherán. Los iraníes prometieron una terrible venganza que, con el paso de los días, está cada vez más claro que quedará en patéticos fuegos artificiales, es decir, en unos cuantos misiles lanzados con la idea de que sean interceptados por las fuerzas antiaéreas israelíes y norteamericanas sin causar daños reales. Exactamente eso fue lo que pasó cuando, hace unos meses, Israel reventó el consulado de Irán en Damasco y asesinó a uno de los principales generales iraníes. Y todo indica que volverá a pasar, pues 1) EEUU lleva días enviando buques de guerra a la zona y preparando sus misiles antiaéreos para bloquear los ataques, e Irán les deja hacer demorando el ataque en lugar de lanzarlo rápidamente para maximizar las probabilidades de éxito, y 2) diversos periodistas que ejercen como propagandistas iraníes están difundiendo el mensaje de que Irán no debe caer en la "trampa" de Israel atacando con dureza, porque eso es lo que Netanyahu quiere para acallar sus críticas internas iniciando una guerra total o, incluso, que todo es un plan de Netanyahu para que Irán se vea arrastrado a esa guerra abierta y así poder destruir su programa nuclear. Es decir, están preparando a la opinión pública iraní, libanesa y palestina para el bluff del ataque.

Mi opinión es que Irán debe lanzar un ataque masivo contra objetivos militares israelíes, buscando el mayor número de bajas entre soldados y la destrucción de todo el material de guerra posible. Es la única forma de acabar con el genocidio en Gaza. Contrariamente a lo que dicen los periodistas proiraníes, Netanyahu no ha asesinado a los líderes de Hamas y Hizbolá en el marco de un maquiavélico plan para arrastrar a Irán a la guerra. Simplemente ha hecho lo que hace siempre: matar donde y cuando quiere amparado por una sensación de impunidad absoluta, que es fruto de décadas masacrando civiles inocentes sin ningún daño relevante para los israelíes.

El objetivo de Netanyahu no es iniciar una gran guerra con Irán, pues sabe que tendría consecuencias terribles para Israel (entre ellas la destrucción de la central nuclear de Dimona si se atreve a atacar centrales iraníes) y eso levantaría a la gran mayoría del país contra él. Su estrategia se centra en 1) destruir a la resistencia palestina matando a sus principales líderes entre otras medidas y 2) expulsar al mayor número de palestinos de Gaza, anexionársela y llenarla de colonos. Todo ello de la forma más rápida y con el menor número de contratiempos posible. Para eso necesita unos meses más y ninguna amenaza militar externa que le obligue a sacar batallones de Gaza. Por tanto, si Irán no responde o se limita a tirar dos misiles para que se los intercepten, estará ayudando a Netanyahu a cumplir su auténtico plan.

Irán debería pensar en los haredim a la hora de decidir su respuesta militar. Los haredim o judíos ultraortodoxos representan en su gran mayoría, y junto a los colonos ultranacionalistas, el núcleo de las SS del régimen nazi-sionista. Fanáticos que consideran, como uno de sus representantes dijo en el parlamento, un derecho inalienable del ejército israelí la tortura y sodomización de prisioneros palestinos (recordemos la que armaron hace unas semanas cuando se destapó la existencia de un atroz centro de torturas en una prisión israelí y un juez intentó procesar a varios soldados implicados). Fanáticos que exterminarían a todos los palestinos porque, en su supremacismo hitleriano, se consideran la raza aria del presente y conciben a los palestinos como meras cucarachas sin derecho a existir y, por supuesto, sin derecho a vivir en Palestina. Fanáticos exentos del servicio militar que, cuando se aprobó la ley que les obligaba a prestarlo, salieron a las calles para destrozar todo lo que se les pusiera por delante, exigiendo que se mantuviera su privilegio de no correr el menor riesgo personal en el marco del genocidio palestino.

La cobardía de los haredim demuestra que la única forma de detener las masacres de Gaza es una respuesta iraní demoledora. Es imposible parar una agresión militar cuando quienes la cometen la ven como un videojuego desde sus casas, máxime cuando la mayoría de ellos tienen una mentalidad supremacista e inhumana. Solamente si sufren el dolor de la guerra en sus carnes forzarán a su gobierno a parar. Esta estrategia jamás se ha empleado contra Israel que, desde los años 50, asesina 100 palestinos en un día y, si acaso, pierde un soldado como contrapartida. Cuando sólo mueren unos, los otros optan por seguir el macabro juego hasta que no quede ninguno de los primeros. Si Irán matase a 300 soldados israelíes de un golpe y amenazase con matar 3000 al día siguiente si las tropas israelíes no salen de Gaza en 24 horas, tal vez se desarrollasen 1 o 2 semanas de guerra abierta entre ambos países (y Hizbolá, cuyo gran potencial militar dejaría el norte de Israel hecho un páramo). Pero si Irán mantiene el pulso, la paz llegaría antes de un mes, entre otras cosas porque Biden no permitiría que, como consecuencia de una implicación norteamericana, decenas de sus soldados cayesen en Irak y Siria diariamente (el ataque de ayer contra la base de Ain al Assad demuestra lo vulnerables que son). La alternativa es dejar que Gaza se siga desangrando hasta que no quede ningún palestino mientras, en el colmo del patetismo, los periodistas proiraníes alardean de la "gran victoria" que ha supuesto poner nerviosos a los israelíes durante 10 días mientras esperaban la respuesta militar que quedó en fuegos artificiales.

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