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El Cabo Piris, precursor feminista

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Un buen día de Febrero de 1975, el Cabo Andrés Martín Piris, el miembro más antiguo de la Policía Local de Cáceres, hacía su ronda acostumbrada por el centro de la ciudad. Al pasar por la calle Moret, de manera inopinada, observó a unos adolescentes, del cercano Colegio San Antonio, arremolinados en torno al escaparate de la Librería Figueroa.

El intrépido Piris se acercó al grupo, preguntándose qué podía estar pasando. En España –debió pensar- cada vez había más movimiento entre la oposición al Gobierno, y no eran raras las protestas y algaradas estudiantiles. O quizás eran unos “niños bien” preparándose para una “cacería de rojos

Pronto comprobó que no era ninguna propuesta sediciosa. Peor que eso. Los muchachos contemplaban – y comentaban – una litografía del escaparate que mostraba las turgentes formas de La Maja Desnuda. De Goya, pensó Piris, al que no faltaba cierta instrucción.

Al Cabo Piris le preocupó la cosificación y deshumanización que demostraban los muchachos hacia el cuerpo femenino.

Sin dudarlo, entró a la Librería y le ordenó a la propietaria, Charete García Figueroa, que retirase inmediatamente la imagen de la mujer desnuda. Poco importaba que fuera una copia de un cuadro reconocido como una de las obras maestras de la pintura española, como dijo la dueña del negocio. Piris le afeó que no tuviese Perspectiva de Género, al exhibir un grabado que tendría, sin duda, perniciosos efectos sobre la Educación en Igualdad de los jóvenes cacereños.

Qué duda cabe, pensaba el Cabo, de que la juventud de la ciudad expuesta a estímulos heteropatriarcales corre el riesgo de terminar produciendo una generación de machirulos incels. Por no añadir que las gayolas que se harían pudieran causar una sequedad de médula, o ceguera. Había que actuar: la diversidad y la tolerancia de la sociedad cacereña estaba en juego.

Así, obligó a la insensible e intransigente Charete a retirar la litografía de la mujer en cueros. Que ponga una de La Otra Maja, (como se llame) de Goya; o, por lo menos, otro cuadro que no desate los carnales apetitos ni produzca torpes estímulos de los jóvenes.

La épica aventura del cabo Piris, como no podía ser de otra manera, produjo reacciones de una y otra parte.

El Ayuntamiento de Cáceres - con el alcalde Alfonso Díaz de Bustamante en cabeza – decidió, en pleno municipal del 28 de febrero de 1975, felicitar al cabo Piris por su defensa de los valores adecuados para la juventud cacereña.

En cambio, la acción del Cabo Piris fue criticada, y objeto de burla y chacota, por las asociaciones progresistas y feministas (empeñadas, suponía el Ayuntamiento, en la destrucción de la juventud); por ciertas asociaciones vecinales y culturales de Cáceres (que, torpemente, debían pensar que era preferible un futuro de violadores para Cáceres antes que aparecer como “Catetos por el Mundo”) e, incluso, la mayoría de la Prensa del Régimen de por entonces, empeñada en un aperturismo que prefería vender al exterior tolerancia para la Violencia Machista en lugar de buscar la Santa Intransigencia en la Defensa de la Perspectiva de Género.

Porque en los países europeos, sobre todo en Francia (que siempre nos ha tenido mucho odio desde que Carlos I - nada de V de Alemania - capturó a Francisco I en Pavía) se burlaron y regodearon, se publicaron chistes y chirigotas, sobre la acción del Cabo Piris.

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Bueno, todo esto es una broma, pero basada en hechos reales.

El Cabo Piris, efectivamente, hizo retirar un grabado de La Maja Desnuda de la Librería Figueroa en Febrero de 1975.

El Ayuntamiento le felicitó, a petición del concejal de Policía (¿había un Concejal de Policía en los Ayuntamientos franquistas?) Amador Pulido Escalona, y con la única oposición de uno de los concejales.

El hecho se tomó a chacota en la mayoría de los medios de comunicación españoles, que censuraron la cerrazón de lo que luego se llamó “el Bunker” y más adelante “la España Profunda”; y se lamentó de que se hubiera dado nuevamente la posibilidad de que la prensa extranjera (sobre todo Francia) nos tomase como la “España Paleta

El Cabo Piris se jubiló en 1981, tras 40 años de servicio. Nunca se tomó a mal la fama adquirida por este suceso; de hecho, llegó a conocer a la vedette Perla Cristal, que interpretó el juguete cómico “La Dama Desnuda de Cáceres”, basada en esta peripecia.

Rosario (“Charete”) García Figueroa se jubiló, a los 65 años, en 1994. En 2017 aún seguía viva y concedía alguna que otra entrevista. La Librería Figueroa (luego Arte Cuadro Figueroa) cerró, y el local parece que aún no ha encontrado comprador.

No se ha demostrado que, entre los alumnos del Colegio del San Antonio de Cáceres, se hayan encontrado un mayor número de patologías mentales, psicopatías, o sexopatías.

Pero nunca se sabe.


El Ministerio de Igualdad te vigila.

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