Anna Coleman Ladd confeccionando máscaras para soldados franceses con rostros mutilados, 1918
La Primera Guerra Mundial causó la muerte de millones de combatientes y civiles, mientras que innumerables soldados sufrieron lesiones y desfiguraciones. Quizá las más descorazonadoras fueran las lesiones faciales, ya que los soldados no solo tenían que lidiar con la pérdida física, sino también con el constante estrés psicológico de preguntarse cómo reaccionaría la gente ante su aspecto cambiado. La cirugía y los injertos de piel eran una opción para algunos, pero muchos sufrían heridas que la cirugía no podía reparar.