He estado en Japón, en pleno Tokio las bicicletas sin atar, ni frente a los supermercados ni en los parking de bicis subterráneos para ir al metro, y aún la gente deja bolsas de la compra en los cestos de las bicis. Y ya en ciudades más pequeñas, ni siquiera dependientes en algunas tiendas, la gente paga lo que dice el precio y toma el cambio de un cuenco con monedas.