me parece muy bien los consejos que da al final. Pero antes era peor. Los hombres se emparejaban prontísimo con lo señora que podían, tras el mismo comportamiento pagafantista que dice que hay que romper. Y lo hacían con lo que podían, a toda prisa, sin tejado, ni cimientos, ni leches, con suerte arrebujados con la parienta en un pisonicho en Móstoles que en dos años y pico llenaban con cinco hijos, que acababan saliendo de aquel infierno a los dieciseis años petaos de broncas y palizas, si es que no salían antes, seguidos por el padre en un ataud liquidado por tener los pulmones carbonizados o el higado hecho trizas o las dos cosas ¿fitness? JUAS. Y los "cimientos" y "tejados" consistían en el pisonicho (que eso si, eso hay que reconocer que se podía comprar), una colección de sellos y una enciclopedia de pega en el salón. Ah, y el padre y todos los hombres de todas las edades iban de putas independientemente del estado de la relación que tuvieran con su pareja.