Aunque el litio es precisamente la clave de los coches eléctricos, porque es un material crítico para la fabricación de las baterías que usan todos ellos, es al mismo tiempo un gran problema. Se le denomina el oro blanco por su alto coste y su color, y constantemente se están buscando fórmulas químicas que reduzcan la dependencia del litio para lograr baterías más baratas y aumentar la penetración en el mercado de los coches eléctricos. Bueno, pues la inteligencia artificial ha hecho un gran avance en este sentido, porque ha encontrado la forma
Google no es ajena al ruido generado por la inteligencia artificial en los últimos meses y es por ello que empieza a vislumbrar un futuro en el que la IA sea parte fundamental de su estructura. No solo hablamos de herramientas similares a ChatGPT, sino a sustituir trabajadores de la compañía en labores que pueden ser desarrolladas con mayor eficacia y desempeño por modelos de IA.
Hace semanas que se rumorea que OpenAI planea "levantar" 6.5000 millones de dólares. Eso la convertiría en una startup absolutamente gigantesca. Ya lo es en la actualidad —se estima que su valor ronda los 85.000 millones de dólares— pero con esa ronda la valoración de OpenAI rondaría los 150.000 millones de dólares, en el rango de Disney o Inditex. Se espera que Microsoft, NVIDIA y Apple participen en la ronda de inversión.
Kurzweil lleva trabajando en un proyecto que tiene en mente la resurrección de los muertos por la prematura muerte de su padre. Su idea se basa en la creación de singularidades digitales que repliquen la personalidad y recuerdos de una persona fallecida. Es decir, la IA analiza información como cartas, escritos, composiciones musicales o cualquier otro registro que pueda aportar detalles sobre cómo pensaba y sentía el individuo para así tratar de replicarlo.
El proyecto secreto Strawberry podría integrarse en ChatGPT en otoño, según los planes de OpenAI, desvelados por THE INFORMATION. Este modelo de inteligencia artificial, antes denominado Q*, dentro de la empresa de Sam Altman, tendría capacidades de razonamiento superiores, con posibilidad de resolver problemas complejos.
Una investigación sugiere que inteligencias artificiales como GPT-4 pueden llegar a ser más persuasivas que tus familiares o amigos cercanos. Para llegar a esta conclusión, enfrentaron a 820 participantes en debates con humanos e IA sin que supieran con quién debatían, abordando temas como el uso de animales en la investigación, la consideración de la etnia en admisiones universitarias y la circulación de pequeñas monedas. Y, según los datos del estudio, ChatGPT consiguió que los participantes cambiaran su opinión 1 de cada 5 veces.
Si en alguna ocasión te habías quejado de que la suscripción de 20 dólares mensuales para ChatGPT Plus era cara, prepárate para lo que viene, porque OpenAI va a duplicar este precio en un plazo inferior a cinco años. Durante los próximos cinco años se producirá un aumento gradual, prácticamente con subidas continuas todos los años, hasta que el servicio plus de ChatGPT cueste alrededor de 44 dólares para 2029.
A mitad de septiembre de este año, la noticia estaba en un pequeño pueblo de Badajoz. Un grupo de chavales de Almendralejo había ‘desnudado’ a varias de sus compañeras con una aplicación móvil y las imágenes estaban pasando de un teléfono a otro. La madre de una de las víctimas puso en conocimiento de la Policía los hechos, que rápidamente identificó a varios de los implicados. Los cuerpos no eran reales, ni las chicas se habían despojado de sus prendas. Todo lo había hecho una inteligencia artificial al alcance de cualquiera en varios...
Europa ha renunciado a diseñar una inteligencia artificial (IA) humanista. Esta es la principal conclusión que se extrae de la redacción del Reglamento sobre IA. Sin embargo, asume definitivamente la equivocada creencia de pensar que se puede dotar a la IA de un diseño de seguridad que evite y controle riesgos como si fuera una tecnología facilitadora más, cuando no lo es.
La industria periodística se encuentra en un punto de inflexión crucial, enfrentándose a desafíos y oportunidades inéditos en la era de la inteligencia artificial (IA). OpenAI, una de las empresas líderes en el desarrollo de modelos de lenguaje avanzados, está en el centro de una compleja red de negociaciones y disputas legales con importantes editoriales.
Durante los procesos de enseñanza, los humanos instruyeron a los modelos de IA para evitar decir "no sé", ya que preferían respuestas completas a pesar de carecer de sentido. Por ello, la IA aprendió a ocultar sus errores de forma convincente, una situación que complicó la detección de respuestas falsas. Y, como consecuencia directa, los investigadores encontraron que los modelos más avanzados tenían una tendencia cada vez mayor a dar respuestas evasivas e incorrectas si desconocían aspectos relacionados con un tema.