¿A qué viene ese circo de la disciplina?
Un verdadero maestro no hace sentir inferiores a sus aprendices. Son aprendices. Así solo trata a sus alumnos un acomplejado, un miserable, un pobre diablo. Si tienes algo que enseñar, y de verdad tienes vocación de maestro, disfrutas enseñando. Con cariño, con respeto, y encantado de que alguien quiera aprender lo que tú sabes. O de lo contrario no lo haces.