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El 11M ruso

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Ayer un grupo de hombres armados asaltó un auditorio en Moscú y abrió fuego indiscriminadamente contra el público, tras lo cual hicieron estallar algún tipo de explosivo provocando un incendio masivo del abarrotado local. De momento se habla de 115 muertos y casi 200 heridos. Las cámaras de seguridad mostraban el aspecto de varios de los asaltantes mientras abatían a los guardias de seguridad: todos tenían pelo negro y piel morena. También se están difundiendo noticias de que cuatro tayikos han sido detenidos por el ataque (Al Qaeda y luego el ISIS han tenido numerosos miembros de Tayikistán, pues hay zonas del país donde el fundamentalismo islámico está arraigado). Los ataques indiscriminados contra objetivos civiles donde la finalidad del ataque es, sin más, matar civiles, son la seña de identidad del terrorismo yihadista, como sucedió en Londres, Madrid, Barcelona y tantísimas ciudades árabes donde suicidas con cinturones explosivos se han hecho estallar para matar infieles chiíes o a miembros de cualquier comunidad discrepante con el wahabismo. Sin embargo, los portavoces oficiales y oficiosos del Kremlin no cesan de apuntar a Ucrania como autora del ataque, y la ultraderecha conspiranoica occidental, tan cercana a la ideología de Putin, les sigue el juego. La misma ultraderecha que apuntaba a ETA tras el 11M y seguía haciéndolo incluso después de que se encontrasen huellas de dos líderes intermedios de Al Qaeda (Said Berraj, que murió años después en Siria, y Amer El Azizi) en uno de los inmuebles donde se prepararon los atentados.

Putin, al igual que Aznar, pretende engañar al mundo usando un atentado para su beneficio político. Aznar mintió imputando a ETA el ataque para que no le pasase factura electoral, y siguió haciéndolo cuando, pocos meses después, Al Qaeda atacó Londres, capital de la segunda pata del Trío de las Azores, con el mismo método. Putin pretende movilizar a 500.000 rusos más para abrir un frente norte en Ucrania y tomar Jarkov en el marco de la guerra imperialista y criminal que ha declarado al pueblo ucraniano para anexionarse ilegalmente el país. Y sabe que si imputa el atentado a Ucrania, la carne de cañón rusa irá al frente un poco menos hastiada, aparte de encontrar nuevas excusas para sus crímenes de guerra como, por ejemplo, volar las centrales hidroeléctricas del país dejando sin energía a millones de ucranianos. Dado que nadie en su sano juicio querría formar parte de la cárcel subdesarrollada que hoy es Rusia, el plan de Putin es recomponer el viejo imperio ruso invadiendo naciones soberanas, y cualquier medio es válido para lograrlo.

Lamentablemente, Putin lo tiene mucho más fácil que Aznar para imponer su falso relato en Rusia, pues en España se pueden organizar manifestaciones para llamar mentiroso al presidente del gobierno, pero en Rusia ello es sinónimo de 5 años de cárcel como mínimo. En España había prensa dispuesta a avergonzar a Aznar, pero en Rusia todos los periódicos no controlados por Putin están cerrados y cualquier bloguero que ose cuestionar su relato recibirá la visita del FSB. En Rusia, como buena dictadura, el tirano es reelegido legislatura tras legislatura con cerca del 90% de los votos y se niega el derecho a existir de todo aquel que se oponga a los designios del amado líder. Por eso en España las mentiras aznaristas no triunfaron, mientras que en Rusia cualquier montaje, por burdo que sea, se convertirá en verdad oficial e incontestable si Putin la promociona. Por eso predigo que, en pocos días, ningún ruso defenderá en público cosa distinta de la autoría ucraniana del ataque. Unos pocos porque tienen el cerebro lavado. La mayoría porque no quieren ser torturados ni acabar en la cárcel (hablando de tortura, no descarto en absoluto que alguno de los tayikos detenidos acabe diciendo ante las cámaras que Zelensky le encomendó el ataque...Putin es el rey del sadismo desde sus tiempos de agente de la KGB, y sabe como destrozar el cuerpo de alguien para que haga exactamente lo que él quiera). Y, por supuesto, la guerra se recrudecerá. Ojalá Europa esté a la altura de las circunstancias y dé a Ucrania las armas que necesita para defender su independencia frente al déspota.

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