Otro motivo es que muchas compañías no tenían departamento de pruebas, para calibrar el grado de dificultad, de manera que eran los propios programadores los que evaluaban la dificultad del juego. Esto a veces provocaba que encontraran asequible algo que al comprador, de primeras, le podría parecer imposible, sólo porque los programadores, de tanto probar y jugar, se habían convertido en expertos en jugar a su juego y veían fácil lo que era difícil.