Me ha recordado una anécdota. En mis tiempos de estudiante universitario, teníamos que cruzar a través de un olivar para llegar a la facultad. Y con frecuencia había unos perros que se acercaban ladrando. Un día me dijo un compañero de piso que casi se le tiraron encima.
Entonces le dije que para asustarlos tenía que hacer la postura del gorila. Encorvarse y balancear los brazos. Al día siguiente llegó todo contento diciéndome que había funcionado. Me preguntó si se debía a algo evolutivo, que si por eso los perros temían a los monos o algo así. Yo me empecé a reír a carcajadas.
Le dije "No, no es nada evolutivo. Lo que pasa es que a esos perros ya le ha pegado alguien una pedrada".
Entonces le dije que para asustarlos tenía que hacer la postura del gorila. Encorvarse y balancear los brazos. Al día siguiente llegó todo contento diciéndome que había funcionado. Me preguntó si se debía a algo evolutivo, que si por eso los perros temían a los monos o algo así. Yo me empecé a reír a carcajadas.
Le dije "No, no es nada evolutivo. Lo que pasa es que a esos perros ya le ha pegado alguien una pedrada".