Lo más llamativo es la libertad que tenían antes los directores de cine para decidir sobre el rodaje, el guión, el casting, los decorados, el vestuario e incluso la banda sonora. Hoy en día, en industrias pequeñas sigue ocurriendo en gran medida, pero en la industria Hollywoodiense, el director sólo es una pieza más de la cadena. A él ya le llega todo preparado y se limita a dirigir. Por eso, ahora es usual mirar la cartelera y no haber oído hablar nunca de ellos.
#4 Desde los inicios de Hollywood el director ha sido uno más de la cadena, un empleado de los estudios. El cine de autor se inventó en Francia con aquello de la Nouvelle Vague y sus películas de bajo presupuesto, y la crítica francesa idolatrando esos directores de estudio de la era clásica de Hollywood, que en su momento eran un empleado más. Las películas cuestan demasiado dinero como para dejar que un solo tío haga lo que le de la gana si la pasta no la pone él. Desde que se creó la industria en Hollywood muy pocos han tenido alguna libertad para hacer películas un poco a su manera.
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