#1 no me extraña esa opinión viniendo de un forista que se pone el nombre de un personaje de blockbuster de los ochenta con la profundidad literaria de una charca, rellena de estereotipos planos, tropos manidos y una trama predecible.
#15 soy un ávido lector de cuentos pulp pornográficos, o más bien lo era, aunque lo retomo de vez en cuando esperando encontrar alguna rareza. Son cuentecillos que escriben personas con poca carrera literaria, por decirlo suave. El caso es que, con honrosas excepciones, es la afición más aburrida y penosa que existe, no sólo por lo desastroso que resulta describir la perfección escribiendo mal, como esos artistas un poco amateur de alguna secta ya sea juche, de extraterrestres o cristiana que quieren hacer a su amado líder o a su Jesús o a su comandante Astar tan, tan guapos, que acaban saliendo rostros inquietantes que dan mucha grima, es que además casi todos los escritores de estas historias lascivas estan obsesionados con que sus personajes femeninos sean "guapas" y esten “en forma”, tanto que repiten continuamente esta clase de fórmula: “Nadia tenía 20 años, era una belleza con una figura escultural que cuidaba haciendo de animadora para su equipo de bossaball, su madre Anastasia (porque habrá lío con la madre también) tenía 45 años, pero era la viva imagen de su hija, ya que se pasaba el día haciendo pilates, de modo que mantenía su cuerpo firme y tonificado, aparentando tener veinte años menos", y este es uno de los tópicos del género que lo hunden en la miseria. Por un lado quieren meter variedad de personajes, por otro cualquier adición es uniformizada a un único estereotipo. Así que llenan sus relatos de estatuas clónicas que, como dijo Mozart en Amadeus, “cagan marmol”.
Pero aquí, más allá del sentido estético, lo que se está condenando es una censura impuesta para contentar algún grupúsculo de locas envidiosas acomplejadas con razón, que ni siquiera son clientes potenciales.
#17 no entiendo lo de los niños. Pero lo que tú ves como una censura impuesta, yo lo veo como un soplo de aire fresco ante estereotipos acartonados, impuestos a su vez por las mayorías, es como pasar del hieratismo al naturalismo, de la escultura griega arcaica a la clásica. Seguramente gente como los que protestan ahora, hace dos mil y pico años se echarían las manos a la cabeza al ver a una diosa doblada en una postura cotidiana enseñando michelines, cuando lo bello y decente era tenerlas estiradas como palos, y culparían, yo que se! a brujas o a los artistas perroflautas de esas modas tan ordinarias. Y seguramente el populacho seguía haciendo diosas con forma de palos, porque las mayorías son conservadoras, pero es impepinablemente más chulo el arte clásico que el arcaico por mucha mayoría que lo mantuviera.
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Ojalá se coma un cagarro
No hay que permitir nunca la censura.
Lo mismo sería ponerle velo para que no se quejen los islamistas.
Censuras que no traen nada bueno.
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Pero aquí, más allá del sentido estético, lo que se está condenando es una censura impuesta para contentar algún grupúsculo de locas envidiosas acomplejadas con razón, que ni siquiera son clientes potenciales.
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