Es que si partimos de una premisa falsa, todo lo que venga detrás no tiene ningún sentido.
Lo primero es que nadie ha dicho que no haya política en los videojuegos. Si entendemos por política la geopolítica, o señalar supuestos dictadores lejanos como malvados seres. Que es lo que el video muestra una y otra vez.
Curioso que se olvide, también, de aquellos donde los USA son los malvados del juego. Pero vale, aceptamos pulpo.
De lo que se queja mucha gente es que la dirección creativa de los videojuegos tenga que pasar por las manos del comisario político, perdón, del asesor de inclusividad de turno. Y todo, por el ruido de 4 fanáticos que además, ni juegan, ni son el target del juego.
Y siempre con la misma cantinela y la misma obsesión. Sexualizar y racializar personajes sin mayor aporte narrativo que un tono de piel distinto o como estandarte de tal o cual bandera. Aunque para ello tengan que cargarse la inmersión en el universo del juego.
Y eso, sin contar con la moralina de turno, que atufa y cansa a partes iguales.
Será que no hay historias interesantes de todo tipo, alrededor del mundo, con personajes de todo color, sexo, y pelaje, para contar. Ficticias o no. Pero no, eso no vale, no piden eso, piden poder meter sus zarpas en la obra creativa de alguien.
Algunos lo llaman empoderamiento, yo lo llamo falta de talento y tiranía.
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Lo primero es que nadie ha dicho que no haya política en los videojuegos. Si entendemos por política la geopolítica, o señalar supuestos dictadores lejanos como malvados seres. Que es lo que el video muestra una y otra vez.
Curioso que se olvide, también, de aquellos donde los USA son los malvados del juego. Pero vale, aceptamos pulpo.
De lo que se queja mucha gente es que la dirección creativa de los videojuegos tenga que pasar por las manos del comisario político, perdón, del asesor de inclusividad de turno. Y todo, por el ruido de 4 fanáticos que además, ni juegan, ni son el target del juego.
Y siempre con la misma cantinela y la misma obsesión. Sexualizar y racializar personajes sin mayor aporte narrativo que un tono de piel distinto o como estandarte de tal o cual bandera. Aunque para ello tengan que cargarse la inmersión en el universo del juego.
Y eso, sin contar con la moralina de turno, que atufa y cansa a partes iguales.
Será que no hay historias interesantes de todo tipo, alrededor del mundo, con personajes de todo color, sexo, y pelaje, para contar. Ficticias o no. Pero no, eso no vale, no piden eso, piden poder meter sus zarpas en la obra creativa de alguien.
Algunos lo llaman empoderamiento, yo lo llamo falta de talento y tiranía.