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Lo que el virus esconde - El Imperio del Sandwich Mixto (3ª parte)

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Decía Rodrigo Terrasa en su artículo en El Mundo que el actual es un mundo dominado por los mediocres, que no destacan por ser demasiado malos, ni demasiado brillantes, y que estaban acaparando el poder. Lo divertido es cuando uno asoma el hocico por según qué mentideros, el lector sagaz observa que la mediocracia, nuestra sociedad que vota a mediocres y sus adláteres, ha conspirado y trepado a la poltrona y ha llegado para quedarse.

¿Qué diferencia un libelo de los "fake news" y la post-verdad? ¿qué es libertad de expresión y qué es veracidad? ¿Quién lo decide y por qué? ¿Hasta dónde hemos de soportar que se metan en nuestras vidas para hacer "cross check"? Las fantásticas teorías actuales de a donde vamos pasan por olvidar cualquier tipo de liderazgo y pudrirlo con excelentemente grises capas de gestión, donde cualquier conato de revolución se salda gestionando las expectativas. Un "estamos trabajando para mejorar su situación". El ser humano estaba acostumbrado, hasta ahora, en caso de negativas y represión, a tomar la bastilla, rebanando los nobles pescuezos de la élite. Ahora, la capa de gestión de la mediocracia aplica el palo y zanahoria como alternativa con un éxito bastante notable. Basta repasar la hemeroteca para ver que han pasado ya décadas desde la última revuelta social.

Pues bien, la sociedad del sandwich mixto tiene curro, pero no demasiado bueno. Tampoco te deja con hambre, solo lo justo para que puedas ir tirando. Puedes vivir bajo un techo, pero compartiendo piso. Y si te lo compras, un casoplón de 2 habitaciones 70 metros se te dispara para que te entrampes de por vida. ¿Puedes tener hijos? Claro, pero otra cosa es que puedas darles una buena educación que les garantice un futuro, darles lo mejor de lo mejor; muchos deciden no hacerlo. El empresaurio paga poco porque puede: hay exceso de mano de obra. Y el gobierno se queja por la baja natalidad que no garantiza el esquema de Ponzi de las pensiones.

Competitividad, consenso, mejora continua, todo eso combinado con un buenrollismo bien gestionado lleva a que la generación que sube esté mimada hasta lo indecible, y nos encontramos con una panda de indignaditos en sus espacios a prueba de golpes porque sus padres los han protegido en exceso del entorno hostil y gris, no demasiado violento, no demasiado amable, que hay fuera.

No hay que ser un lince para ver que los modelos de sol y playa han arrastrado al hispañistán de la fiesta perpetua y el turismo de masas, promovido por la próspera Europa como alternativa a la desindustrialización (el término de neolengua usado por el PSOE fue "reconversión" industrial). Cuando prejubilaron a una generación y la siguiente se vio encaminada a pillar un puesto en la administración o empresa pública para tener un trabajo estable, empezaron las privatizaciones de la energía, las telecomunicaciones, el mantenimiento de las infraestructuras se delegó a ACS, OHL o Entrecanales, y la política de concesiones y peajes. Si se repasa el itinerario curricular de los ex ministros de la democracia, extensible a sus cargos intermedios, vemos que se consolidó un sistema de puertas giratorias para garantizar un retiro dorado como compensación por los servicios prestados. Y luego a destruir el último reducto de la socialdemocracia: la sanidad.

Nada que no sepamos. Desde entonces dos crisis que nos hicieron aun más pobres. Cuando ya habia mejorado algo y todo apuntaba a la siguiente crisis económica, llegó el virus y lo cambió todo. Porque pilló con los pantalones bajados a todos: unos por haber desmantelado el sistema público de salud, y reducido a nada la protección social (esos inventos bolivarianos y bolcheviques...) y el muy eficiente sector privatizado por haber movido la producción a China de cualquier cosa susceptible de ser movido en contenedores con precios unitarios irrisorios para maximizar los beneficios. Todos en general, porque la pandemia era posible, pero los negocios son lo primero, por encima de la salud, por encima de todos.

Una de las cosas que se habian previsto en la década 2020-2030 era el sorpasso de China a Estados Unidos como potencia hegemónica y fin del petrodolar como modelo económico. Hay cosas divertidas que suceden en ambos países que nos da una idea de cómo cambia todo cuando uno de los dos gigantes es el que se encarga de servir al resto del mundo las manufacturas de sus industrias, especialmente el material crítico para la pandemia. Adivinad quien es el amo y a dónde se ha desplazado el poder económico real:

 • China invierte en educación y tecnología, es una potencia industrial en toda regla, que focaliza en sus infraestructuras (trenes, carreteras, oleoductos, y diversifica sus fuentes de energía y redes de transporte eléctrico).
 • China Está metida hasta las trancas en África garantizándose sus líneas de suministros, a través de proyectos enormes: puertos, carreteras, puentes, presas, minas… allá donde haya algo util, allí están metidos.
 • Estados unidos, a cambio, tiene el país con un D+ (www.infrastructurereportcard.org/), lo que viene siendo que se les cae el país a pedazos. Donde China es un país que deja hacer, Estados Unidos interviene por la fuerza, sea militar o económica.
 • Estados Unidos impone a través de sus flotas y su enorme potencial militar. El respaldo de la divisa con el petróleo, siendo una moneda de reserva y de ha hecho que puedan imprimir tanto como le dé la gana a la reserva federal, externalizando cualquier coste a base de devaluaciones o apreciaciones de su divisa. Eso también se usa como guerra económica, al controlar de facto el sistema SWIFT de transacciones financieras, y tener bajo control los principales medios de pago electrónico bajo control (VISA, Mastercard, American Express). En cuanto a comercio internacional, la única divisa que se aproxima al dólar en transacciones internacionales (a través de SWIFT) es el euro, y luego de lejos, la libra esterlina (GBP). Ver: www.swift.com/node/19186&usg=AOvVaw0QA682htv9vCp6O4EJB0eB . Esto le da el poder de hacer un bloqueo económico de facto. Un arma que, como se vio más tarde, se le comenzó a volver en su contra, tras los convenios del bloque BRICS para salirse de SWIFT y plantear sus propios sistemas de comercio electrónico fuera de los circuitos controlados por Washington. El caso de Rusia, con la desdolarización de su economía y reinvirtiendo en su producción propia para no depender de EEUU y sus aliados en sus cadenas de suministros, fue el primer paso. China, el mayor tenedor de reservas en bonos de la FED en Febrero de 2019, puede hacer caer a estados unidos en cualquier momento, pero los negocios están primero, y ha comenzado a soltar lastre para caer al segundo puesto ante Japón este 2020. La expectativa es que siga soltando bonos de la FED a medida que se los vayan comprando.
 • Tras una década de darle a la impresora de billetes, estados unidos estaba en deflación de facto a través de los mecanismos de QE (Quantitative Easing), lo que es de facto, y unido a las políticas de austeridad desde el 2008, una deflación en toda regla del sistema, al reducir el dinero circulante para la economía real, y al mismo tiempo inyectar líneas de crédito para la banca mayorista desde los bancos centrales. A falta de medios para ser rentables, las empresas acceden a líneas de crédito baratas desde la banca mayorista y hacen autocartera de acciones para mantener sus valores en bolsa (artificialmente) altos. Al mismo tiempo una burbuja de titulizaciones de hipotecas para respaldar esas inyecciones de dinero a la banca mayorista.
 • La banca no ha aprendido nada desde 2008, sigue cometiendo los mismos errores, y como buen representante del sandwich mixto, no se espera nada particularmente malo (o peor de lo que ya era), ni tampoco, por supuesto, nada brillante. El "business as usual" es el modo aceptado y aceptable de hacer las cosas.

Digo más arriba que el virus lo cambió todo. En el fondo sí, aceleró el declive de Estados Unidos, ahora ya nunca más líder de nada gracias a Donald Trump y su política narcisista, echando balones fuera y colgandose cualquier mérito (inventado o ajeno), sumado a las decisiones del pentágono de reducir su capacidad militar en los próximos años, porque literalmente se les caen los aviones a pedazos. El hecho de que el complejo industrial-militar (el equivalente hispánico de "con la iglesia hemos topado") ha desangrado al país con sus carísimos juguetitos de carísimo mantenimiento (que es donde está el negocio) les va a dar una digestión terrible cuando nadie quiera más papelitos verdes. Ese es el país donde es mejor comprarte una pistola y acabar con el problema ante la tesitura de tener diabetes y tener que gastar 1200 USD en insulina al mes. Sigue y seguirá siendo potencia, el declive de un imperio tarda en verse. Pero el daño ya está hecho y es irreversible, internamente EEUU no tiene más información que la de los medios estadounidenses, y estos no dan otra verdad que la suya, así que se espera que no haya disidencia interna, porque no son permeables a la información de fuera.

Los cambios sociales en el imperio del sandwich mixto son realmente entretenidos. No esperamos liderazgo de nuestros excelentes gestores, porque no es su cometido. No esperamos nada de sus asesores, porque también son excelentes gestores, y liderar no es su cometido. No esperamos nada de los economistas, ni de los banqueros, ni de los empresarios, porque son excelentes gestores y solo buscan beneficio, bono y el año que viene ya veremos - sigamos con el business as usual. No esperamos que nadie presente una alternativa, porque un líder no puede sino morirse de asco en un entorno de gestores.

Esta es una sociedad borrega y aborregada, así, no vamos a asistir a cambios dramáticos. El paso del virus no va a traer nada más que más de lo mismo. Las condiciones para la revolución son más propicias en Estados Unidos que en el resto del mundo, dado su escasa protección social (y su aversión a esta, para algo tienen alergia al "comunismo"), el exceso de armamento en manos de la gente, y sobre todo, porque cuando se acaba el papel higiénico, compran balas. Pero tienen más miedo a sus vecinos que a una potencial amenaza extranjera: en cuanto se acabe el papeo y empiece el pillaje, se lian a tiros.

En Europa, los mecanismos de control y vigilancia de potenciales disidentes se intensificarán, por supuesto; pero la capa de gestores "trabajará para dar soluciones" de mínimo esfuerzo y sin cambiar el Statu Quo para que no se les mueva demasiado la silla. El trabajo escaseará, la gente malvivirá, y como siempre, unos cuantos sacarán tajada de la situación. Y los indignaditos que suben, ni conocen el concepto de arremangarse, ni están mentalmente preparados para afrontar una mala racha. Aceptarán las migajas que les echen, y vivirán peor que sus padres, sin contactos ni recursos. Atomizados, porque el virus promovió "la distancia social", pero alienados, hedonismo gris con el objetivo de morder la zanahoria colgando del palo, sin mirar más allá.

La esperanza en que reviertan los cambios por la globalización, los que pensaban que se volvería a traer la industria "estratégica", verán sus ilusiones marchitarse en su sustrato de PowerPoints vinculados a hojas de cálculo donde los márgenes unitarios reinan y el bono del socio prevalece como compensación por subir el "valor añadido" por su gestión. Porque montar logística y distribución, incluyendo la inversión necesaria para establecer la producción tiene un retorno de inversión a muy largo plazo. Y esta es una época para pelotazos y un jugoso pago anual por objetivos.

Por tanto, porque el ser humano tropieza y tropezará con la piedra, cuando la plaga pase, volverán las viejas costumbres. La comunidad de Madrid ya ha declarado que los sanitarios que fueron buscados para trabajar a cualquier precio, irán a la puta calle en cuanto todo acabe (y si queda alguna duda sobre las prioridades, el ayuntamiento de Madrid ha aplicado un 25% de rebaja en impuestos a las casas de apuestas casinos y bingos por "ser de especial utilidad"), y la fiesta de tanta liquidez será compensada por una vuelta a la consolidación de los balances de los bancos centrales que pagaremos entre todos. Y para los mortales, la última cena entre estertores ocurrirá en la soledad de una atestada residencia privada que busca maximizar su beneficio, y sí, te servirán un sandwich mixto, con agua mineral sin gas, por favor, que es una ocasión especial.

Y es que el equilibrio del imperio del sandwich mixto está en poco de nada, y poco de mucho, en la barriga medio llena (o medio vacía), en la virtud del gris frente al blanco o al negro. La más elemental de las náuseas ante el absurdo se abre porque nada de lo que ocurre tiene ningún sentido. Camús, un maestro en el arte de lidiar con el absurdo, no está de moda en estos días de lucha contra la peste. Tagore nos dice que las cadenas que nos atan a la máquina de la civilización deshumaniza al individuo marcándoles metas fútiles, para que arrastren sus días en el decorado de cartón piedra donde se celebra el teatro del absurdo: todo está diseñado para que haya cabreo y resignación, no revuelta. Para que Sísifo coja la puta piedra y suba ladera arriba hasta que los dioses la vuelvan a enviar al punto de partida.

Nos estamos equivocando, mucho. Quizá Camús tenga razón y sea mejor dejarse de perseguir zanahorias para escapar del absurdo.

Esta crisis nos ha enseñado que estar en la oficina y perder 14 horas no es necesario, esta crisis nos ha recordado que la allá donde la polución estaba disparada la mortalidad ha sido más alta, que mover contenedores de china repletos de abalorios nos hace esclavos y tremendamente vulnerables, y sobre todo que el dinero, si no puede comprar lo que necesitas, no vale nada. Especialmente cuando ni tienes material médico, ni las instalaciones, ni cuentas con los profesionales que pueden salvarte.

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