La Matanza de Texas 2022 y las claves del triunfo de los republicanos en la América profunda
Ayer vi en Netlifx la última versión de La Matanza de Texas, una peli de sangre y vísceras que, por primera vez, da al clásico de terror protagonizado por Cara de Cuero un sentido político. Cuatro pijos de ciudad (uno de ellos de raza negra) acuden a un pueblo abandonado de la América profunda para dirigir la subasta de las destartaladas casas que lo componen. En una de ellas (un viejo orfanato con una bandera confederada en la entrada) vive una anciana con problemas respiratorios (lleva con ella una bombona de oxígeno) que ejerció como encargada del orfanato hasta su cierre. Los jóvenes urbanitas entran y le dicen que debe retirar la bandera inmediatamente y marcharse porque ese edificio es propiedad del banco. La mujer les dice que saldó su deuda con el banco y le pertenece, pero llaman a la policía (el joven negro se toma como algo personal lo de la bandera confederada y no le permite ni explicarse) y la desahucian por la fuerza junto a un extraño y corpulento hombre que vive con ella (y que según afirma la anciana es el último de sus niños, que sigue con ella porque necesita cuidados especiales). Luego se descubrirá que esa casa no estaba dentro de las propiedades a subastar porque, efectivamente, seguía siendo propiedad de la anciana.
En mitad del desahucio sufre un infarto y la policía se la lleva a toda prisa al hospital en un furgón, junto al extraño hombre y una de las jóvenes que venía a dirigir la subasta, que decide acompañarles. Durante el viaje la anciana muere. El hombre que vivía con la anciana se vuelve loco y mata a todo bicho viviente del furgón, tras lo cual arranca la cara a la anciana y se la pone como máscara, en un brutal intento de que siga con él para siempre. Resulta ser Cara de Cuero, que gracias al amor de la anciana había permanecido muchos años sin matar, pero que tras su muerte inicia una nueva espiral de asesinatos que acaba con la vida de todos los pijos de ciudad que vinieron a quedarse con el pueblo (tanto los subastadores como los que participaron en la subasta y una responsable del banco, también de raza negra, que acudió a supervisarla).
¿Alguien puede ser lo suficientemente estúpido como para decir que la mujer negra ejecutiva del banco era la oprimida, por ser mujer y negra, y los cuatro blancos que quedaban en pueblucho e iban a ser desahuciados eran los opresores? Lamentablemente sí, y ésa es una de las razones de que los republicanos ganen siempre en esas zonas. No nos engañemos: Trump (como Vox y el PP) desprecia absolutamente a los habitantes de esas zonas terriblemente atrasadas y empobrecidas, y no hará jamás nada por ellos. Le importa un carajo que mueran o vivan. Pero usa las tradiciones, costumbres y prejuicios imperantes en esas zonas para decirles "yo soy de los vuestros porque no os digo cómo debéis vivir ni os impongo mandangas progres que os condicionen la vida, aparte de que los negros y las feministas me caen mal como a vosotros". Y funciona.
Tanto en EEUU como en otros muchos países hay un inmenso electorado potencial para la izquierda en la gente desfavorecida, mucha de la cual tiene un pensamiento profundamente conservador (machista, racista...) fruto de su incultura en gran medida, pero acentuado por los dogmas de los progres de salón según los cuales "ser progresista es decir todes y combatir los micromachismos y los microrracismos", olvidando que el objetivo político principal de toda fuerza progresista debe ser la cobertura de las necesidades básicas de todo ciudadano y el ofrecimiento de oportunidades reales a cada individuo.
Un demócrata norteamericano que se gasta 3000 dólares en un traje, es ejecutivo de un banco que desahucia a gente humilde y limpia su conciencia con pajas mentales sobre lo inaceptable que es que en la Facultad de Derecho de Harvard haya un decano en vez de una decana, es la antítesis del político que hace falta para movilizar a las decenas de millones norteamericanos empobrecidos y marginados, consiguiendo auténtica justicia social y auténtica felicidad y prosperidad para todos. Lo mismo puede decirse de tanto pijoprogre español (principalmente del PSOE). Porque la única forma de conectar con la gente que sufre es entender su sufrimiento y hacerle sentir que trabajando contigo puede salir de él. Y de paso, si esa gente percibe que quien le ayuda es negro o feminista, le servirá para limpiar sus prejuicios de los que la derecha y la ultraderecha se aprovechan. Pero hablar del sexo de los ángeles a gente que carece de lo elemental es insultarle. Y esto es algo que, si no se entiende, provocará muchas victorias futuras de los trumpistas norteamericanos y europeos.
