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Lawrence de Arabia, o la No-Tan-Exitosa-Revuelta Árabe (II). El Sherif quiere ser Califa en lugar del Califa

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La demora que tuvo que esperar Husayn del Hejaz no fue muy larga.

A finales de octubre de 1914 los turcos entran en la guerra a favor de las Potencias Centrales.

A los británicos, lógicamente, ahora les vale cualquier cosa que debilite a sus enemigos, y recuerdan a aquellos molestos pedigüeños del Hejaz que prometían que todos los musulmanes del país se levantarían contra los turcos como un solo hombre si destituían a Husayn, y pelearían al lado del infiel británico si este les prestaba apoyo militar.1

A principios de noviembre Lord Kitchener, ahora Ministro de Guerra, mandó una carta al Sherif (y a todos los árabes del Hejaz) ofreciendo: "Si el emir (y los árabes en general) ayudan a Gran Bretaña en este conflicto que nos ha impuesto Turquía, Gran Bretaña [...] reconociendo y respetando el Sagrado Cargo del Emir Husayn garantizará la independencia, los derechos y los privilegios del Sherifato [...] contra toda agresión exterior extranjera, en particular la de los otomanos."

Aparte de que ahora se extiende la perversidad a los turcos, y no solo a los teutones, nada nuevo hay hasta aquí; Lord Kitchener se limita a ofrecer su protección a Husayn, como éste había pedido antes de la guerra. Pero... ¡Ojo al dato!

Atención a la zanahoria que el ministro (al parecer sin consultar con el resto del Gobierno británico) le enseña al Sherif: "Hasta ahora hemos defendido y colaborado con el Califato entre los turcos; de ahora en adelante puede llegar a ocurrir lo mismo con el noble Pueblo Árabe. Puede que un árabe de pura raza [esto es, Descendiente del Profeta] asuma el califato en La Meca o Medina; y puede venir tanto bueno, con la ayuda de Dios, como el mal que está ocurriendo ahora"

¡Qué diferencia!: donde hace pocos meses se le negaron media docena de ametralladoras pesadas, ahora se le ofrece un tratado de alianza con el imperio mas poderoso del mundo, garantizándole protección absoluta contra los turcos (aún sus soberanos a quienes han jurado obediencia, no lo olvidemos), y se le pone, ante los ojos, una tentadora ilusión: el Califato, máxima autoridad espiritual del Islam.2

Por supuesto, Husayn no lo entendió con los peros que hacemos en2; su ambición era ser Sultán y Califa de un Imperio Musulmán basado, otra vez, en el dominio de la raza árabe, como en los tiempos de los Umayyás, como repite en sus escritos.

Sin embargo, el Sherif rechaza la alianza que pocos meses antes había deseado. Asegura a Lord Kitchener su "neutralidad favorable", y se disculpa por no poder romper aún sus lazos con el Imperio Otomano, debido a "su posición en el mundo del Islam y la situación política actual en el Hejaz, hasta que encuentre un pretexto plausible para hacerlo". Por supuesto, esto no era más que una excusa; la causa debemos buscarla en la evolución de la situación militar.3

A los ojos del Sherif, a finales de 1914, la situación no estaba definida ni mucho menos: además de la situación militar indecisa, que detallamos en 3 la posición de países como Bulgaria o Italia, que negociaban desvergonzadamente con ambos bandos (como había hecho Turquía, y el propio Sherif) hacían dudosa cualquier toma de posición definitiva; y la influencia de los alemanes -a los que los países de Oriente Medio tenían un merecido respeto- en Turquía hicieron que los Hashemitas se mantuvieran expectantes.

Pero en los primeros meses de 1915 la situación internacional volvió a cambiar:

- Una ofensiva turca (mandados por el incompetente Enver Pasha) a través del Cáucaso, en pleno invierno, sobre Sarikamis -haciendo caso omiso de las advertencias del consejero alemán Von Sanders- acabó en un completo desastre.

- A finales de Enero, otro ataque turco dirigido por Djemal Pasha sobre el Canal de Suez también terminó en fracaso.

- Finalmente, en la Primavera de 1915, los Aliados desembarcaron en Gallipoli -a poca distancia de Istambul- con la intención de conquistar la capital turca y sacar a Turquía de la guerra, Pese a que la campaña acabó en un rotundo triunfo turco en el invierno de 1915-16, inicialmente parecía que los aliados podían acabar con su enemigo en pocos meses, lo que causó un nuevo cambio de opinión entre los Hashemitas.

Efectivamente, el Sherif y sus hijos se decidieron a contactar, aunque con cautela, con él Imperio Británico. Para ello tuvo también su importancia crucial el contacto con los Hashemitas de dos sociedades secretas árabes, al-Fatat y al-Ahd, que en Mayo de 1915 presentaron a Husayn el Protocolo de Damasco.4

Este Protocolo recogía la máxima aspiración de las Sociedades Nacionalistas Árabes: un estado independiente árabe que se extendiese desde el Mar Rojo al Golfo Pérsico, y del paralelo 37 al Océano Indico.5

(Seguirá en otra entrada.)

comentarios (4)
  1. Rob_Ben_Gebler
    #3 Exacto.

    Decir, sin embargo, que Gran Bretaña, antes de la entrada de Turquía en la Guerra, no tenía derecho a incautarse de los barcos, pues Turquía era neutral. Ofreció pagarlos, eso sí, y probablemente lo hubiera terminado haciendo si Turquía hubiese permanecido neutral o hubiese entrado en guerra contra Alemania. Pero, finalmente, Reino Unido se incautó de los barcos, y cuando Turquía entró en guerra ya no hubo ni que hablar de pagarlos.

    Por cierto: aunque el comunicado oficial de la incautación de los acorazados fue enviada al Gobierno Turco el 3 de Agosto, en realidad Enver Pashá lo sabía desde el 29 de Julio… y trató de vender los barcos al Gobierno Alemán.
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  2. Rob_Ben_Gebler
    1.- Diez días antes de la entrada de Turquía en guerra, los británicos -que se olían la tostada- habían enviado un mensaje al Sherif preguntando con quién se alinearía (contando, por supuesto, con que todos los árabes del Hejaz le seguirían, como había sugerido Husayn en sus ofertas previas; lo que indica lo poco que sabían los ingleses de la situación en Arabia) "si la influencia alemana en Constantinopla obliga al Califa, contra su voluntad y la de la Sublime Puerta, a tomar decisiones agresivas y declarar la guerra contra la Gran Bretaña". Obsérvese que los británicos aún intentan presentar a los pobrecitos turcos como pobres marionetas en manos de los malvados prusianos.

    Ignoramos lo que hubiese respondido Husayn, porque diez días después Turquía (y todo su imperio, incluido el Hejaz) estaba en guerra contra los británicos y la situación había cambiado. Y no poco

    2.- Para ser justos, a la oferta de Lord Kitchener había que hacer ciertas matizaciones:

    a) Los británicos, como infieles, no podían ofrecer el Califato a nadie; Kitchener se limita a decir que no verían con malos ojos que el Califato recayera en manos árabes.

    b) El Ministro no dice que el Califato deba ser asumido por Husayn o su familia, ni siquiera por su Tribu. Sin embargo, la oferta está hecha de manera ambigua -seguramente intencionadamente- para que los Hashemitas “piquen el anzuelo

    c) Lord Kitchener (que, repetimos, no había comentado con el resto del Gobierno esta oferta) pensaba (según sus memorias y las del resto de diplomáticos que le apoyaron) en una separación del Sultanato (Poder Terrenal de Jefe del Estado) del Califato (Líder Espiritual del Islam). Husayn sería reconocido como Líder Espiritual (al menos, de la parte del Islam que aceptase su Guía) pero su Poder Terrenal sería, como mucho, en el territorio del Hejaz, teniendo como protectores a los británicos. Una cosa parecida al Papa, cuyo poder político se limita al Vaticano, mientras su poder espiritual puede ser inmenso.

    3.- La explicación la encontramos en la situación mundial, que había cambiado con el estallido de la guerra:

    - El plan alemán para una guerra en dos frentes contra la Entente consistía en derrotar lo antes posible a los franceses e ingleses (usando el Plan Schlieffen), antes de que los rusos (un inmenso ejército, pero cuya movilización requeriría mucho tiempo) pudiesen alcanzar el corazón de Alemania.

    - El plan de la Entente, por el contrario, era contener las tropas alemanas en ambos frentes hasta que el inmenso ejército ruso estuviera completamente desplegado y pudiese aplastar a alemanes y austro-húngaros en el Este.

    - Tal y como sucedieron los hechos, los alemanes invadieron Bélgica y estuvieron a punto de lograr su objetivo de lograr una victoria decisiva sobre franceses e ingleses. Para evitarlo, los franceses pidieron a los rusos que cambiaran su estrategia, y lanzaran una ofensiva sobre Prusia Oriental.

    El resultado fue el "Milagro del Marne" -donde ni siquiera los rusos dieron crédito a los verdaderos hacedores del milagro, sus cientos de miles de soldados sacrificados- y las derrotas catastróficas de Tannenberg y los Lagos Masurianos, donde tres ejércitos rusos fueron aplastados.

    Sin embargo, los rusos obtuvieron una importante victoria sobre los austrohúngaros en la región de Galitzia, que parecía compensar la situación en el Frente Oriental; pero en realidad lo que confirmaba es la enorme superioridad de los alemanes sobre cada uno de los países de la Triple Entente por separado, y la debilidad austrohúngara.

    Imagen: Propaganda Turca sobre la camaradería de los Imperios Centrales

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  3. Rob_Ben_Gebler
    4.- La importancia real de las sociedades secretas árabes era, en realidad, muy cuestionable:

    a) Contaban con pocos miembros: sólo unos trescientos cincuenta activistas al inicio de la Gran Guerra, entre, aproximadamente, unos 5,3 a 10,5 millones de árabes dentro del Imperio Otomano. Las estimaciones son tremendamente variables debido a) al seminomadismo de su población; b) al rechazo popular a los censos, y c) a la orientación ideológica de quien los realiza). Por otro lado, por entonces (1914), no aspiraban a la independencia, sino a mayor autonomía dentro del Califato Turco.

    b) Entre sus afiliados había poquísimos oficiales del Ejército Turco, al que se suponía querían dar un golpe de gracia. De hecho, al-Fatat tomó mayoritariamente una postura pro-turca al principio de la guerra; para cambiar sólo tras la asunción en Mayo de 1915 del gobierno de Siria y Palestina por el cruel Djemal Pasha, que con su durísima represión arrojó a las Sociedades Árabes al campo de sus enemigos.

    c) En realidad, estaban en abrumadora minoría incluso respecto a los oficiales árabes alistados entre los otomanos. Como veremos en otras entradas, los pocos miles de árabes que los Hashemitas pudieron reclutar en su "Gran Revuelta Árabe" (un máximo de 15000) contrastan negativamente con los 100000 a 300000 árabes que combatieron hasta el final en el Ejército Turco.

    d) Sin embargo, su ardor nacionalista (que por 1915 ya había derivado a una clara postura anti-turca) contagió a Husayn, que en su correspondencia con Sir Henry McMahon (Alto Comisionado británico en Egipto) asumió sus reivindicaciones geográficas. Y esto tuvo una importancia decisiva. El Sherif tenia su propia "Hoja de Ruta", como veremos.

    5,- Según el arabista Georges Antonius, que tradujo el Protocolo de Damasco de una copia que le facilito el hijo de Husayn, Faisal, las Sociedades Árabes (y luego los Hashemitas) pedían:

    "El reconocimiento por parte de Gran Bretaña de la independencia de los países árabes que se encuentran dentro de las siguientes fronteras:

    - Norte: La línea Mersin - Adana al paralelo 37N. y desde allí a lo largo de la línea Birejek - Urga - Mardin - Midiat - Jazirat (Ibn 'Unear) - Amadia a la frontera persa;

    - Este: La frontera persa hasta el Golfo Pérsico;

    - Sur: el Océano Índico (con la exclusión de Adén, cuyo estado debía mantenerse).

    - Oeste: El Mar Rojo y el Mar Mediterráneo de regreso a Mersin.

    - La abolición de todos los privilegios excepcionales otorgados a extranjeros bajo las capitulaciones.

    - La conclusión de una alianza defensiva entre Gran Bretaña y el futuro Estado árabe independiente.
    . - La concesión de la preferencia económica a Gran Bretaña, siempre que no hubiese otra oferta mejor".


    El mapa refleja la reclamación territorial que haría Husayn, en su correspondencia con Sir Henry McMahon, basándose en este protocolo.

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  4. Cyberloaf
    Los otomanos estuvieron desojando la margarita, hasta que los británicos se negaron a entregarles los dos acorazados dreadnougths que los turcos ya habían pagado, incorporándolos a la Royal Navy. En cambio, los alemanes tenían dos en el Mediterraneo cuando estalló el conflicto, el Goeben y el Breslau, y al no poder regresar al tener que pasar por Gibraltar, se los regalaron, sellando la alianza.

    media
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