#4 No, uno no, no te equivoques, aliadito, unos cuantos, un grupo, un montón, todo un cucurucho repleto de churros chorreantes de azúcar glass (fritos por un pobre currante, hombre, mediana edad, fumador, mirada triste, separado, de los que no se compra el As porque lo consigue leer en el bar por las mañanas), con los que mojar el chocolate, removiendo con un mareante giro de muñeca, para luego metérselos impúdicamente en la boca como si no hubiera un mañana, ni un pasado mañana, ni un martes, ni un jueves, ni nada, porque el tiempo para ella no existe, es un constructo social, ahora es churro time, sólo eso importa. Es, claramente, la materialización edulcorada de una sexualidad rancia y heterobásiconormativa, de abuso, de descontrol, de desprecio por el otro sexo, porque así las educan y hay que decir basta, ¡basta de hembrismo!