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Sherlock Holmes y los Meneantes (XIII)

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Londres. Baker Street 221B. 4 de Enero 1890.

Ha pasado un año desde mi última anotación sobre “El caso de los Meneantes”. El deseo de Holmes de volver a Londres, tras poner en manos competentes el caso, nos hizo partir en seguida tras el asalto a la Sociedad. En Londres, la falta de noticias (buenas noticias, pues significaba que la Policía y los Tribunales funcionaban bien); la abundancia de casos (algunos, tan importantes como el del “Tratado Naval1) y, sobre todo, mi boda con Mary Watson, née Morstan2 han hecho que no concluya este relato hasta hoy.

Dos comunicaciones desde España han completado mis apuntes: una carta de Thurston, mi amigo, que anuncia su vuelta a Londres; y otra recibida por Holmes, de su amigo de la Policía Española, informándole de los resultados del juicio a los “Meneantes”.

Todos los integrantes de la Sociedad, desde el dueño a los brutos que servían de matones, fueron detenidos o muertos durante nuestra intervención, o en los días siguientes. Gracias a los archivos encontrados, se identificó a aquellos delincuentes de la Sociedad que no estaban en el edificio esa noche, y la Policía les detuvo en pocos días.

Las personas involucradas en hechicería y otras abominaciones (con cadáveres, niños, etc) que me niego a relatar, fueron detenidas siempre que hubo pruebas suficientes: los hechos eran tan horrendos que el Gobierno de España (respaldado por la Regencia)3 consideró inadmisible que se echara tierra al asunto, y más de cien personas -entre aristócratas, empresarios, políticos y funcionarios importantes- han sido condenados a penas de cárcel y, sobre todo, sus nombres y delitos han sido expuestos a la opinión pública. Nadie en España olvidará quiénes son y qué hicieron.

Daniel Ipunto fue condenado a muerte por garrote vil, por una larga serie de crímenes; pero sobre todo por instigación de miles de asesinatos. Acaba de ser ejecutado, y dicen que sus últimas palabras fueron “Volveré y crearé otros Meneantes, cuando menos lo esperéis

El señor More era un personaje ficticio, creado por Ipunto.

Los acompañantes de Ipunto cuando nos vimos con él tuvieron suertes dispares, pero desafortunadas: Petty Allied,4 siempre unido a su jefe, lloró su detención, su juicio, su condena, y se suicidó la noche siguiente a su ejecución, asfixiándose con una boñiga de vaca que encontró en su calabozo. AvengerPig.5 sufrió múltiples vejaciones durante su prisión, y finalmente fue asesinado por otros presos, que le acusaban de desprender mal olor, incluso para los estándares de la cárcel. Se hizo llegar una nota a la Real Academia Nacional de Medicina; pendiente de estudio del extraño caso.

Entre los miembros de la CHUPI y vigilantes, Dupla murió, asfixiado por excrementos; un fin similar tuvo la Ardilla, puesto que se ahogó en el charco de orines y vómitos donde lo vimos yacer Holmes y yo, durante el asalto; La Monja Mellada y Limalimón murieron a consecuencia de sus caídas.

Torso fue aplastado por la puerta que defendía. Al parecer, sus palabras pidiendo auxilio -en catalán- no fueron comprendidas por los policías que asaltaban la Sociedad.

Zotezote fue condenado a cadena perpetua, pero tampoco cumplirá su condena. Violento como era, trató de imponer su mando en la cárcel donde ingresó, y fue asesinado mediante el expeditivo medio de retorcerle el cuello. Tuve oportunidad de contemplar su cadáver, y sus ojos tenían la expresión de extrañeza de quien no sabe por qué está mirando su trasero.

La Hermana Ana fue también condenada a cadena perpetua. Según me comentan, la antigua regla del 20-17 es aplicada con frecuencia sobre ella, pues varias presas tenían familiares entre los Meneantes.

Carmen, también con cadena perpetua, ha sufrido “caídas accidentales” en la cárcel de mujeres y, según mis noticias, presenta un grave deterioro cerebral (aunque, curiosamente, mis fuentes están de acuerdo en que, en su demencia, es mejor persona).

Anteo Barrados, tras el golpe que le dio Holmes con la porra, cayó de cabeza por la escalera de la alcantarilla, rompiendo tres barrotes y las baldosas del suelo. Aunque no se fracturó el cráneo, murió de una conmoción cerebral. La Academia de Físicas ha pedido su calavera para investigar sobre Materiales de Alta Resistencia.

Petra Dea fue absuelta en virtud de su claro deterioro psíquico, e ingresada en la Casa de Salud Mental de Leganés, donde sirve como fuerza motriz del ascensor, mientras dice “Facciooososs”.

Otros detenidos, como Carlos Diestro, Miquitus, Bariacu, Albertinho o Vladimir, fueron condenados a penas entre 10 y 30 años, y siguen cumpliéndolas, en general en circunstancias muy penosas.

Gordosexi tampoco cumplió más que una breve condena. De hecho, fue asesinado en las duchas del penal, a los diez minutos de ingresar en él.

FIN

(Seguirá un Índice Onomástico/ Reparto)

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