"Las chicas que acudían a nosotros tenían muchas comorbilidades: depresión, ansiedad, TDAH, trastornos alimentarios, obesidad. A muchas se les había diagnosticado autismo o presentaban síntomas similares. Un informe del año pasado sobre un centro pediátrico británico para transexuales reveló que alrededor de un tercio de los pacientes remitidos allí pertenecían al espectro autista.
Con frecuencia, nuestros pacientes declaraban tener trastornos que nadie creía que tuvieran. Teníamos pacientes que decían tener síndrome de Tourette (pero no lo tenían); que tenían trastornos de tics (pero no los tenían); que tenían personalidades múltiples (pero no las tenían).
Los médicos reconocían en privado estos falsos autodiagnósticos como una manifestación de contagio social. Incluso reconocieron que el suicidio tiene un elemento de contagio social. Pero cuando dije que los grupos de chicas que acudían a nuestro servicio parecían ser una manifestación de contagio social, los médicos dijeron que la identidad de género reflejaba algo innato.
Para empezar la transición, las chicas necesitaban una carta de apoyo de un terapeuta -normalmente uno recomendado por nosotros- al que sólo tenían que ver una o dos veces para obtener luz verde. Para que a los terapeutas les resultara más eficaz, les ofrecimos una plantilla sobre cómo redactar una carta de apoyo a la transición. La siguiente parada fue una única visita al endocrino para que les recetara testosterona.
No hacía falta más."
Mucho que aprender de testimonios como éste. Viene a ser lo de siempre, profesionales de la medicina interesados más en el lucro que en dar el tratamiento que realmente necesita un paciente.
#1 Esto pasa ya en UK también, en Suecia, Finlandia, Escocua...y aquí al revés. Y SÍ HAY TRANS,pero no todos lo son y ya,se duda de las mutilaciones genitales, son irreversibles y los penes o vaginas nuevos son insensibles. Disfruta de tu cuerpo, sea como sea.
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Con frecuencia, nuestros pacientes declaraban tener trastornos que nadie creía que tuvieran. Teníamos pacientes que decían tener síndrome de Tourette (pero no lo tenían); que tenían trastornos de tics (pero no los tenían); que tenían personalidades múltiples (pero no las tenían).
Los médicos reconocían en privado estos falsos autodiagnósticos como una manifestación de contagio social. Incluso reconocieron que el suicidio tiene un elemento de contagio social. Pero cuando dije que los grupos de chicas que acudían a nuestro servicio parecían ser una manifestación de contagio social, los médicos dijeron que la identidad de género reflejaba algo innato.
Para empezar la transición, las chicas necesitaban una carta de apoyo de un terapeuta -normalmente uno recomendado por nosotros- al que sólo tenían que ver una o dos veces para obtener luz verde. Para que a los terapeutas les resultara más eficaz, les ofrecimos una plantilla sobre cómo redactar una carta de apoyo a la transición. La siguiente parada fue una única visita al endocrino para que les recetara testosterona.
No hacía falta más."
Mucho que aprender de testimonios como éste. Viene a ser lo de siempre, profesionales de la medicina interesados más en el lucro que en dar el tratamiento que realmente necesita un paciente.