Sres, estoy casado con una inmigrante que tuvo que salir por patas de su pais. No sabéis lo agradecida que está ella con este pais y las ganas que tiene de meterle fuego a su antiguo pasaporte cuando reciba su nacionalidad. No me opongo al orden y a que el ministerio de trabajo vuelva a hacerse cargo de la inmigración, pero pensad un poco en que situación se encuentra esa persona que se ve abocada a jugarse la vida en una patera.
Es cierto que el poder, quiere inmigración para abaratar y degradar los puestos de trabajo, pero también un inmigrante más es un consumidor más.
Habría que usar la inmigración para pasar de un país de trabajadores a un país de consumidores