“No hay agua para apagar el fuego. No hay nada. Esto es una masacre”, dijo Abbas. “Están matando civiles y niños, quemándolos bajo el fuego”.
El ejército israelí, sin pruebas sustanciales, dijo que el ataque tenía como objetivo a combatientes de Hamás y de los grupos de la Yihad Islámica Palestina. Afirmó que los combatientes operaban desde dentro de la Escuela Abu Hussein en Jabalia, que había estado sirviendo como refugio para personas desplazadas.
Hamás negó rotundamente la afirmación de que estaba utilizando la escuela dirigida por la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) para fines de combate y dijo en una declaración que las acusaciones no eran “más que mentiras”, añadiendo que se trataba de “una política sistemática del enemigo para justificar su crimen”.
El jueves por la mañana, los funcionarios de salud palestinos dijeron que al menos 11 palestinos murieron en dos ataques israelíes separados en la ciudad de Gaza, mientras que varios más murieron en las áreas central y sur de Gaza.
Las imágenes que circularon los medios palestinos de la escuela Abu Hussein mostraron humo saliendo de las tiendas de campaña que se incendiaron, mientras muchas personas desplazadas evacuaban a las víctimas, incluidos niños, a ambulancias.
Los residentes de Jabalia dijeron que las fuerzas israelíes volaron grupos de casas disparando desde el aire, desde tanques y colocando bombas en edificios y detonándolas a distancia.
La zona ha sido un foco de atención para el ejército israelí durante las últimas dos semanas. La ONU estima que unas 400.000 personas están atrapadas en el norte de Gaza y no han podido salir debido a los intensos bombardeos, los francotiradores israelíes y las tropas terrestres.
Desde la última incursión, el norte de Gaza, incluidas Beit Lahiya y Beit Hanoon, ha quedado completamente cerrado. Las tropas israelíes han cortado la región y no han permitido la entrada de alimentos, bebidas o medicinas. Las autoridades locales dicen que la gente se está muriendo de hambre.
Los médicos de los hospitales Kamal Adwan, Al-Awda e Indonesia han pedido un corredor humanitario y se han negado a dejar a sus pacientes a pesar de las órdenes de evacuación emitidas por el ejército israelí.
‘Nos están castigando’
Hani Mahmoud, de Al Jazeera, informando desde Deir el-Balah, en el centro de Gaza, dijo que la escena en el Hospital Kamal Adwan después del último ataque es “horrible”.
“Las víctimas fueron recogidas en carros tirados por animales o vehículos civiles en el lugar de la bomba, llegaron al Hospital Kamal Adwan y están en el piso del departamento de emergencias”, dijo Mahmoud.
“La escena es horrible. No pueden seguir el ritmo de la gran afluencia de víctimas que llegan al hospital”.
El ataque del jueves fue el último de una serie de ataques israelíes contra edificios escolares que albergan a palestinos desplazados en Gaza.
Los ataques han matado predominantemente a niños y mujeres. Muchas de las escuelas administradas por UNRWA también han sido dañadas o destruidas.
Mientras tanto, los llamados a la evacuación han alimentado los temores entre los palestinos de que la campaña tiene como objetivo expulsarlos del norte de Gaza de forma permanente.
“Hemos escrito nuestras notas de muerte y no nos vamos de Jabalia”, dijo un residente a la agencia de noticias Reuters.
“La ocupación nos está castigando por no salir de nuestras casas en los primeros días de la guerra, y tampoco nos vamos ahora. Están haciendo estallar casas y carreteras, y nos están matando de hambre, pero morimos una vez y no perdemos nuestro orgullo”, dijo el padre de cuatro hijos, negándose a dar su nombre por temor a represalias.
El norte de Gaza, que había sido el hogar de más de la mitad de los 2,3 millones de habitantes del territorio, quedó reducido a escombros por los bombardeos en la primera fase del asalto de Israel al territorio hace un año.
Más de 42.000 palestinos han muerto en la ofensiva en curso de Israel hasta ahora, según funcionarios de salud.
Estados Unidos ha dicho a Israel que debe tomar medidas para mejorar la situación humanitaria en el norte de Gaza en 30 días o enfrentar posibles restricciones a la ayuda militar.
La ONU lleva mucho tiempo quejándose de los obstáculos para que la ayuda llegue a Gaza y se distribuya por toda la zona de guerra, culpando de ello a Israel y a la anarquía. La ONU dijo que no había entrado ninguna ayuda alimentaria en el norte de Gaza entre el 2 y el 15 de octubre.
El miércoles, la unidad militar israelí que supervisa los envíos de ayuda y comerciales dijo que 50 camiones habían entrado en el norte de Gaza.
Ismail al-Thawabta, director general de la Oficina de Medios del Gobierno en la Franja de Gaza, dijo que los comentarios israelíes sobre permitir la entrada de ayuda al enclave eran engañosos. Dijo que el ejército israelí ha mantenido un asedio generalizado en el extremo norte de Gaza durante 170 días consecutivos, cerrando todos los puntos de acceso humanitario. Dijo que 342 personas habían muerto en el asalto israelí durante los últimos 10 días.
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El ejército israelí, sin pruebas sustanciales, dijo que el ataque tenía como objetivo a combatientes de Hamás y de los grupos de la Yihad Islámica Palestina. Afirmó que los combatientes operaban desde dentro de la Escuela Abu Hussein en Jabalia, que había estado sirviendo como refugio para personas desplazadas.
Hamás negó rotundamente la afirmación de que estaba utilizando la escuela dirigida por la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) para fines de combate y dijo en una declaración que las acusaciones no eran “más que mentiras”, añadiendo que se trataba de “una política sistemática del enemigo para justificar su crimen”.
El jueves por la mañana, los funcionarios de salud palestinos dijeron que al menos 11 palestinos murieron en dos ataques israelíes separados en la ciudad de Gaza, mientras que varios más murieron en las áreas central y sur de Gaza.
Las imágenes que circularon los medios palestinos de la escuela Abu Hussein mostraron humo saliendo de las tiendas de campaña que se incendiaron, mientras muchas personas desplazadas evacuaban a las víctimas, incluidos niños, a ambulancias.
Los residentes de Jabalia dijeron que las fuerzas israelíes volaron grupos de casas disparando desde el aire, desde tanques y colocando bombas en edificios y detonándolas a distancia.
La zona ha sido un foco de atención para el ejército israelí durante las últimas dos semanas. La ONU estima que unas 400.000 personas están atrapadas en el norte de Gaza y no han podido salir debido a los intensos bombardeos, los francotiradores israelíes y las tropas terrestres.
Desde la última incursión, el norte de Gaza, incluidas Beit Lahiya y Beit Hanoon, ha quedado completamente cerrado. Las tropas israelíes han cortado la región y no han permitido la entrada de alimentos, bebidas o medicinas. Las autoridades locales dicen que la gente se está muriendo de hambre.
Los médicos de los hospitales Kamal Adwan, Al-Awda e Indonesia han pedido un corredor humanitario y se han negado a dejar a sus pacientes a pesar de las órdenes de evacuación emitidas por el ejército israelí.
‘Nos están castigando’
Hani Mahmoud, de Al Jazeera, informando desde Deir el-Balah, en el centro de Gaza, dijo que la escena en el Hospital Kamal Adwan después del último ataque es “horrible”.
“Las víctimas fueron recogidas en carros tirados por animales o vehículos civiles en el lugar de la bomba, llegaron al Hospital Kamal Adwan y están en el piso del departamento de emergencias”, dijo Mahmoud.
“La escena es horrible. No pueden seguir el ritmo de la gran afluencia de víctimas que llegan al hospital”.
El ataque del jueves fue el último de una serie de ataques israelíes contra edificios escolares que albergan a palestinos desplazados en Gaza.
Los ataques han matado predominantemente a niños y mujeres. Muchas de las escuelas administradas por UNRWA también han sido dañadas o destruidas.
Mientras tanto, los llamados a la evacuación han alimentado los temores entre los palestinos de que la campaña tiene como objetivo expulsarlos del norte de Gaza de forma permanente.
“Hemos escrito nuestras notas de muerte y no nos vamos de Jabalia”, dijo un residente a la agencia de noticias Reuters.
“La ocupación nos está castigando por no salir de nuestras casas en los primeros días de la guerra, y tampoco nos vamos ahora. Están haciendo estallar casas y carreteras, y nos están matando de hambre, pero morimos una vez y no perdemos nuestro orgullo”, dijo el padre de cuatro hijos, negándose a dar su nombre por temor a represalias.
El norte de Gaza, que había sido el hogar de más de la mitad de los 2,3 millones de habitantes del territorio, quedó reducido a escombros por los bombardeos en la primera fase del asalto de Israel al territorio hace un año.
Más de 42.000 palestinos han muerto en la ofensiva en curso de Israel hasta ahora, según funcionarios de salud.
Estados Unidos ha dicho a Israel que debe tomar medidas para mejorar la situación humanitaria en el norte de Gaza en 30 días o enfrentar posibles restricciones a la ayuda militar.
La ONU lleva mucho tiempo quejándose de los obstáculos para que la ayuda llegue a Gaza y se distribuya por toda la zona de guerra, culpando de ello a Israel y a la anarquía. La ONU dijo que no había entrado ninguna ayuda alimentaria en el norte de Gaza entre el 2 y el 15 de octubre.
El miércoles, la unidad militar israelí que supervisa los envíos de ayuda y comerciales dijo que 50 camiones habían entrado en el norte de Gaza.
Ismail al-Thawabta, director general de la Oficina de Medios del Gobierno en la Franja de Gaza, dijo que los comentarios israelíes sobre permitir la entrada de ayuda al enclave eran engañosos. Dijo que el ejército israelí ha mantenido un asedio generalizado en el extremo norte de Gaza durante 170 días consecutivos, cerrando todos los puntos de acceso humanitario. Dijo que 342 personas habían muerto en el asalto israelí durante los últimos 10 días.