El islam moderno
Hablemos sobre el islam moderno, no del islam dogmático basado en las verdades infalibles de una autoridad, en el que la controversia se resuelve mediante los puntos que otorga estar con la autoridad o cerca de ella. A pesar de que su base es falaz, incluso dentro del islam dogmático hay infinidad de debates y disputas hasta en las corrientes de una misma secta, ya no digamos entre los diferentes pueblos y culturas donde esta religión es mayoritaria. Si bien, como en toda religión, se debate por medio de discursos antiguos citando autoridades antiguas, existen infinidad de flames que nos pasan inadvertidos porque involucrarse en ellas requiere tener la mentalidad de Tiglatpileser III y trabajar con una cadena de autoridades que comienzan en un dios y se enredan a lo largo de profetas y eruditos que escribieron hace siglos.
El argumento de autoridad fundamentado en personajes venerables, poderosas figuras celestiales y emocionantes relatos legendarios es la base de las religiones, y sigue siendo la base en sus versiones más modernas. Así el islam más avanzado consiste en eruditos que recogen todo eso pero, como hacen los católicos, se “olvidan” de hadices o interpretan el contenido del Coran para que parezca políticamente correcto. Sin embargo, como en toda religión, también las razones se obtienen como en un juego de cartas de fantasía en el que, para ganar, hay que conseguir los naipes que nos otorguen puntos de poder. Son como las malas películas en las que los buenos ganan, no por aplicar mediante el ingenio sus buenas ideas, sino porque tienen de su parte a Chuck Norris que apaliza al villano en un duelo final, en el que el conflicto se resuelve por medio de la fuerza. Todo está estropeado por el mismo argumento de poder, que ocasiona que aunque seas un erudito islámico con mentalidad moderna no te quede otra que ceñirte al juego y respetar la cadena de autoridad. Al final todas las versiones del islam actuales nos llevan hacia un lugar donde cualquier aspecto de la vida atiende a las razones de autoridad de especialistas en textos escritos por gente de la antiguedad.
Por Internet nos encontramos con frecuencia una versión del islam que es como Dubái, luce nuevo, pero no es moderno. Su forma de escribir es actual y sus textos parecen tan recientes como los de cualquier otra ideología porque las páginas web no amarillean, con lo que da la impresión de que existe un islam por lo menos "modernoide". Entre sus interpretaciones más "vanguardistas" encontramos cosas como que la poliginia es aceptable sólo si tu economía puede sostener dignamente a esposas e hijos (¿la poliandria? un estepicursor rodando por esas páginas), que no hay que ocultar a la señora dentro de un nicab, sólo tratar de que vaya tapadita por cuestión de decoro (¿y el hombre?, ya tal), que no había que atizar a la esposa sino, como mucho, soltarle unas voces o que el criterio de la mujer en realidad vale lo mismo que el del hombre (mientras a la mujer no se le ocurra hacer de imán), aunque ésta se encuentre por debajo del hombre, pero ojo sólo en deberes. Realmente no existe un nuevo islam que sea moderno, el islam más novedoso e influyente, el salafista, en el que durante un siglo occidente ha invertido inconmensurables cantidades de dinero, es uno de los más oscurantistas y terroríficos de la historia.
Pero el problema no es de inerrabilidad, hasta en el islam más aparéntemente monolítico hay controversias entre los eruditos y distintas sectas e interpretaciones. Tampoco es el islam intrínsecamente peor que el cristianismo en cosas como la violencia o el patriarcado. Si precisan de más violencia, o de más patriarcado, los cristianos pueden echar mano del Tanaj para apalizar infantes o apiolar a pueblos de herejes o grupos de criminales a base de palos, piedras, retaliaciones, pena de muerte y otros castigos físicos. También pueden utilizar instrucciones precisas recogidas en el mismo corpus cristiano para mantener a las mujeres fuera del poder político, con textos mucho más abundantes y claros que los del Coran. No hay nada en la fuente islámica que se oponga a poder crear una religión buenista, amorosa, tolerante e igualitaria haciendo un buen montón de purgas, selecciones e interpretaciones políticamente correctas. Y tendríamos a musulmanes satisfechos con el resultado, de la misma forma que tenemos a católicos contentos con un poco de catecismo o simplemente con unos cuantos ritos y fiestas. Lo que ocurre, es que occidente invirtió en un islam muy bien construido para millones de mentalidades arcaicas y castas de abusones que necesitan un sistema social dogmático, clasista, violento y heteropatriarcal.