#3 El entrenamiento con armas con intención de herir o matar no es nada sencillo a menos que seas un psicópata. Requiere mucho tiempo y recursos para que alguien "normal" llegue a automatizar desenfundar el arma, apuntar y disparar más rápido que el otro y sin que te afecte emocionalmente. Hace un año acabé un libro que aborda todo esto: Sobre el Combate, de Dave Grossman. El autor aborda diversos aspectos del antes, durante y después del enfrentamiento violento armado de policías y militares de EEUU.

Por ejemplo, durante la guerra de Vietnam descubrieron que era importante que durante los entrenamientos los soldados disparasen contra objetivos con silueta humana porque así preparan a la mente a habituarse a disparar a alguien en vez de a una diana. Hoy en día los entrenamientos incluyen una munición de fogueo que imita el ruido del disparo real y realizan simulacros contra sus propios compañeros caracterizados de criminales o terroristas. Aún así siguen sufriendo estrés postraumático.

Otro aspecto que aborda dicho libro y que me llamó la atención es que es bastante frecuente que militares y policías se caguen y meen encima durante un tiroteo, algo que no sacan en las películas (y que según el autor del libro no explican tampoco a los cadetes en la academia). Cuando sucede se mueren de vergüenza y acaban creyendo que son cobardes. Nada de eso, son humanos, y es algo que nos pasaría a la mayoría.