Donde yo voy, el menú cuesta 8,50 € y está todo buenísimo. Eso sí, sin esferificaciones, espumarajos, tejas, cristales y demás chorradas, ni ingredientes raros. En mi última visita comí de primero crema de calabacín, de segundo dorada en salsa marinera y de postre tarta de queso casera, incluyendo de cerveza y pan.