#2 #4 muy a favor de la espiritualidad no manipuladora, pero es complicada de pilotar, porque una vez que uno se pega un chute peyote y ve al lobo blanco, resulta que el tal lobo tiene ideas sobre las cosas, y ahí es cuando empezamos a ponernos plastas y perseguimos a los niños para cortarles la pilila. Porque tenemos un poderoso y genuino sentimiento de trascendencia (o de lo que sea) y de verdad, junto a ideas. Por algún motivo los númenes siempre cargan con un montoncito de ideas, si no es que, como se representan a nosotros, son símbolos en sí mismos, o sea más ideas, quiero decir nadie tiene un encuentro místico con una cucaracha gigante. Tiene que ser un lobo porque el lobo es un depredador que representa una serie de ideas virtuosas. Todo esto es una torre de ideas de principio a fin. Toda representación de lo espiritual está expresada por ideas y símbolos que son bien humanos, y en cuanto escarbas un poco nos llevan a ideas morales propias. Es como el amor, hay un sentimiento poderoso, y en base a eso hay que decirle a la parienta que cómo es eso de que no te deja mirar su teléfono. Esto lo explicó de forma más amena Feuerbach, Marx es mas verborreico. Y hombre, pobre Marx, es que para dedicarte a la filosofía, o a la ciencia o a escribir novelas de fantasía épica, tienes que ser rico, ser funcionario o vivir de alguien, no te queda otra.