#30#1#4#2#15 Hace tres veranos, entró al cercanías uno vestido de atleta, con su equipación corta de tirantes.
Todo rojo, resudado, oliendo horriblemente.
El muy deportista, en vez de ir de pie, se sentó.
Cuando se levantó, el asiento estaba totalmente encharcado, posadera y respaldo. Y no solo olía a sudor. Olía a culo resudado.
Ni dios ocupó después ese asiento. No te librabas de que te calase ni poniendo un pañuelo.
#31 durante un par de meses tuve que cogen el Cercanías de Madrid a Parla. A la vuelta, por la tarde, podías elegir si arrimarte a uno y oler la jungla, oírte para el otro lado y oler a jaima.
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Todo rojo, resudado, oliendo horriblemente.
El muy deportista, en vez de ir de pie, se sentó.
Cuando se levantó, el asiento estaba totalmente encharcado, posadera y respaldo. Y no solo olía a sudor. Olía a culo resudado.
Ni dios ocupó después ese asiento. No te librabas de que te calase ni poniendo un pañuelo.
No me quiero ya ni imaginar lo de la noticia.