Los hombres siguen cavando, y la supuesta olla o jarra pronto resulta ser el casco de una estatua sin cabeza. Yang Zhifa y sus compinches se han topado con una de las mayores sensaciones arqueológicas de la modernidad: el ejército de terracota. Sólo que aún no lo saben (...)
Qin Shi Huangdi unificó China en el año 221 a. C.
(....)Los campesinos recuperaron la estatua sin cabeza, a la que le faltaba una pierna, además de excavar puntas de flechas y figuras de arcilla. Con la esperanza de ganar dinero, pusieron los hallazgos en carretillas y los llevaron al museo más cercano. De hecho, se dice que recibieron 30 yuanes, aproximadamente tres veces el ingreso anual de un agricultor de la época.
Un mes después, el arqueólogo Zhao Kangmin evaluó los hallazgos y se dio cuenta inmediatamente de su valor. Estaba seguro: la estatua dañada y los fragmentos de arcilla tenían más de 2000 años y sólo podían ser de la época del legendario Qin Shi Huangdi. Este había unificado a China en el año 221 a. C. después de duras luchas, ascendió a ser el primer emperador y el hombre más poderoso del mundo.
Qin Shi Huangdi también quiso triunfar en el reino de los muertos y, para ello, cerca de la ciudad de Xianyang, hizo construir durante años una gigantesca tumba con la fuerza de 700.000 trabajadores forzados. Más de 8000 guerreros de arcilla, armados con espadas, arcos, picas y ballestas reales, deberían defenderlo de los enemigos en el más allá, además de jinetes blindados con caballos y carros de combate. . .
El arqueólogo Zhao Kangmin quería mantener en secreto al ejército de terracota.
Poco se podía vislumbrar de este formidable ejército en 1974, cuando el arqueólogo Zhao Kangmin comienza sus investigaciones. Sin embargo, se las arregló para unir los fragmentos ya encontrados en varios guerreros de terracota de tamaño natural. Los soldados le parecían tan extraordinarios que Zhao quiso mantenerlos en secreto.
En 1966, Mao Zedong había convocado la Revolución Cultural para erradicar a los “Cuatro Antiguos” –formas de pensar, culturas, hábitos y costumbres– y crear algo nuevo. Zhao temía que los guerreros de Qin Shi Huangdi puedieran ser víctimas de la furia destructiva del poder estatal, y al principio ocultó el gran descubrimiento.
Sin embargo, poco después, un periodista hizo público el hallazgo, y la destrucción de las figuras de terracota que Zhao tanto temía nunca llegaría a ocurrir. Al contrario, en 1975 se extienden las excavaciones, sacando a la luz a más y más guerreros.
Poco después, en 1987, abriría sus puertas un museo en el mausoleo de Qin Shi Huangdi, hoy Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, atrayendo a millones de visitantes. Hasta el día de hoy, las dimensiones de la enorme tumba no se han determinado por completo; del ejército completo de guerreros de terracota, sólo se ha descubierto una pequeña parte.
También para el explorador original de este increible yacimiento, el agricultor Yang Zhifa, el hallazgo tuvo profundas consecuencias, pues el curso de las excavaciones terminó por forzar la reubicación de su pueblo al completo, Yang abandonó entonces su profesión de agricultor y trabajó como guía y firmando autógrafos en el Museo de Caballos y Guerreros de Terracota, siguió su vida como una celebridad nacional, firmando libros y hablando con turistas sobre el legado del gran Qin Shi Huangdi hasta su jubilación. Su interlocutor más famoso fue el presidente de EE. UU. Bill Clinton, que visitó el museo de los Guerreros de Terracota en 1998.
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Qin Shi Huangdi unificó China en el año 221 a. C.
(....)Los campesinos recuperaron la estatua sin cabeza, a la que le faltaba una pierna, además de excavar puntas de flechas y figuras de arcilla. Con la esperanza de ganar dinero, pusieron los hallazgos en carretillas y los llevaron al museo más cercano. De hecho, se dice que recibieron 30 yuanes, aproximadamente tres veces el ingreso anual de un agricultor de la época.
Un mes después, el arqueólogo Zhao Kangmin evaluó los hallazgos y se dio cuenta inmediatamente de su valor. Estaba seguro: la estatua dañada y los fragmentos de arcilla tenían más de 2000 años y sólo podían ser de la época del legendario Qin Shi Huangdi. Este había unificado a China en el año 221 a. C. después de duras luchas, ascendió a ser el primer emperador y el hombre más poderoso del mundo.
Qin Shi Huangdi también quiso triunfar en el reino de los muertos y, para ello, cerca de la ciudad de Xianyang, hizo construir durante años una gigantesca tumba con la fuerza de 700.000 trabajadores forzados. Más de 8000 guerreros de arcilla, armados con espadas, arcos, picas y ballestas reales, deberían defenderlo de los enemigos en el más allá, además de jinetes blindados con caballos y carros de combate. . .
El arqueólogo Zhao Kangmin quería mantener en secreto al ejército de terracota.
Poco se podía vislumbrar de este formidable ejército en 1974, cuando el arqueólogo Zhao Kangmin comienza sus investigaciones. Sin embargo, se las arregló para unir los fragmentos ya encontrados en varios guerreros de terracota de tamaño natural. Los soldados le parecían tan extraordinarios que Zhao quiso mantenerlos en secreto.
En 1966, Mao Zedong había convocado la Revolución Cultural para erradicar a los “Cuatro Antiguos” –formas de pensar, culturas, hábitos y costumbres– y crear algo nuevo. Zhao temía que los guerreros de Qin Shi Huangdi puedieran ser víctimas de la furia destructiva del poder estatal, y al principio ocultó el gran descubrimiento.
Sin embargo, poco después, un periodista hizo público el hallazgo, y la destrucción de las figuras de terracota que Zhao tanto temía nunca llegaría a ocurrir. Al contrario, en 1975 se extienden las excavaciones, sacando a la luz a más y más guerreros.
Poco después, en 1987, abriría sus puertas un museo en el mausoleo de Qin Shi Huangdi, hoy Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO, atrayendo a millones de visitantes. Hasta el día de hoy, las dimensiones de la enorme tumba no se han determinado por completo; del ejército completo de guerreros de terracota, sólo se ha descubierto una pequeña parte.
También para el explorador original de este increible yacimiento, el agricultor Yang Zhifa, el hallazgo tuvo profundas consecuencias, pues el curso de las excavaciones terminó por forzar la reubicación de su pueblo al completo, Yang abandonó entonces su profesión de agricultor y trabajó como guía y firmando autógrafos en el Museo de Caballos y Guerreros de Terracota, siguió su vida como una celebridad nacional, firmando libros y hablando con turistas sobre el legado del gran Qin Shi Huangdi hasta su jubilación. Su interlocutor más famoso fue el presidente de EE. UU. Bill Clinton, que visitó el museo de los Guerreros de Terracota en 1998.