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Ultraderecha y mascarillas: la inteligencia que manipula la estupidez

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Ante la subida exponencial de la Gripe A y el incremento más moderado (pero también intenso) de COVID y VRS, comunidades autónomas como Valencia, Murcia o Cataluña han decidido imponer el uso de mascarillas en los centros sanitarios. Resulta obvio que, ante virus cuya transmisión se produce mediante gotículas que permanecen suspendidas en el aire dentro de los lugares cerrados, tapar las vías respiratorias con un tejido que las filtra constituye una medida excelente para minorar los contagios, y que imponer esa medida en los centros donde más gente contagiada se concentra, también resulta de sentido común. Sin embargo, no pocos cargos públicos y simpatizantes de Vox han denunciado en redes la enorme e injustificada restricción de nuestra libertad que implicaría tal medida.

Llevar una protección facial durante momentos muy limitados de tu día a día evitando así poner en riesgo a todas las personas vulnerables que te rodean, parece un buen negocio. Es más, no se me ocurre mejor definición de estupidez e inhumanidad que negarte a hacerlo a sabiendas del enorme peligro de cargarte a ancianos y otras personas especialmente sensibles, familiares y desconocidos, todo ello aparte del riesgo de acabar tú mismo hospitalizado. Porque, dejando aparte a los conspiranoicos de los chips en las vacunas, el ciudadano medio conoce a gente mayor que ahora mismo lo está pasando muy mal por los virus respiratorios, e incluso que han muerto por su causa, y la Humanidad sabe ya desde tiempos medievales que la protección de las vías respiratorias frente a este tipo de agentes es una medida antiepidémica elemental (más allá de los quirofanos, aquí una curiosidad sobre el origen de las máscaras venecianas www.ngenespanol.com/ciencia/por-que-doctores-usaban-mascaras-puntiagud ).

También desde un punto de vista jurídico-constitucional la medida es plenamente lícita, al igual que prohibir conducir a 200 km por hora en una ciudad. Para dilucidar la constitucionalidad de una restricción (aunque sea mínima) de la libertad ciudadana, el Tribunal Constitucional realiza el test de idoneidad, necesidad y proporcionalidad. La medida debe ser idónea (adecuada, útil) para lograr un fin constitucionalmente legítimo (proteger la vida y la salud pública en nuestro caso). También deberá ser necesaria, esto es, no podrá existir una medida alternativa igualmente adecuada para lograr el fin buscado pero menos restrictiva de la libertad individual. Y finalmente deberá ser proporcional (el fin constitucional que se persigue deberá ser lo suficientemente importante para, al colocarlo en una balanza junto con la restricción que se pretende, tener un peso superior). Obviamente, salvar vidas pesa más que llevar una mascarilla ciertos ratos de la semana o el mes.

Partiendo de todo lo expuesto ¿puede haber alguna mente inteligente que fomente el rechazo a las mascarillas en centros médicos con los contagios disparados? La respuesta, lamentablemente, es positiva. No hay inteligencia entre quienes se tragan la propaganda antimascarillas, pero sí entre quienes la idean con el fin de potenciar el modelo de ciudadano obtuso, insolidario, ciego y odiador de enemigos fantasmales que la ultraderecha promueve. Veamos:

-A cualquiera con dos dedos de frente, le importa más tener un salario digno, unos servicios públicos decentes y unos derechos laborales elementales, que ponerse una mascarilla 5 horas al mes. Vox no va a darle ninguno de esos derechos, sino que va a legislar para quitarle los pocos que tiene ¿Qué puede ofrecerle entonces? Causas estúpidas e inútiles, enemigos ficticios que pretenden obligarle a llevar mascarilla para proteger a sus abuelos de la enfermedad y que con tan infame y tiránica limitación de sus derechos se han convertido en su principal problema...y ofrecerse como salvadores frente a ellos.

-No hay nadie que prostituya la palabra "libertad" como lo hace la ultraderecha. La libertad es un arma para no ser esclavo de otros y poder desarrollar tu proyecto de vida sin ser agredido por quien es más fuerte que tú, comprometiéndote simultáneamente a no agredir a otros. Libertad es convivencia justa. Libertad para no ser explotado laboralmente, para no ser esclavo de enfermedades curables, para no ser rehen de la ignorancia por falta de oportunidades, para no ser condenado a la pobreza...en definitiva, para no ser agredido ni agredir, para vivir contando con los recursos y oportunidades precisos para lograr una vida digna. La ultraderecha, por el contrario, identifica la libertad con la capacidad (fundamentalmente de una élite muy concreta) para agredir sin consecuencias. Libertad para destruir el medioambiente, para oprimir a los trabajadores y apalear a quienes se manifiestan por sus derechos, para acaparar la riqueza del país en manos de unos pocos. para imponer sus dogmas religiosos arcaicos prohibiendo el aborto y la eutanasia...y precisamente por ello, les conviene que el ciudadano interiorice ese concepto podrido de la libertad, según el cual agredir a quienes le rodean (contagiando, conduciendo irresponsablemente y provocando accidentes de tráfico, realizando todo tipo de conductas incívicas y dañinas para el prójimo...) es el ideal a seguir.

-Finalmente, el individualismo más descarnado es una de las armas más poderosas de la ultraderecha. Si los trabajadores están aislados, no podrán defenderse frente a los abusos del patrón. Si cada ciudadano va a lo suyo y no piensa en el otro, nadie tendrá fuerza suficiente para combatir los verdaderos abusos del poder económico. Si metemos en la cabeza de la gente que deben ir a lo suyo hasta el punto de negarse al civismo y la consideración más elementales que implican protegerse (con una medida de protección tan liviana como taparse la cara) para proteger a los más vulnerables, que no deben hacer ese esfuerzo mínimo aunque ello cueste vidas, que esas vidas no valen nada...tendremos el prototipo de rata solitaria que les dejará el campo libre para tomar el poder y quitarnos los pocos derechos que hemos logrado conquistar.

Por todo ello, hay una mente inteligente tras la propaganda antimascarillas. Pero parece que la gran mayoría de la población será lo bastante lista como para desenmascararla.

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