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La [pen?]última vez que expulsamos a los Borbones (II): De cómo Don Juan llegó a ser el heredero

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Alfonso XIII se fue del país el mismo 14 de Abril por la noche, en el crucero de la Armada “Príncipe Alfonso” hacia Marsella, y después a París. Aunque nos han querido vender que se tuvo que mover a Fontainebleau por apuros económicos, no pasaría tantas dificultades cuando, en su exilio, recorrió desde el Hotel Le Meurice de la capital francesa, hasta la Suite Real del ”Grand Hotel” de Roma (actual “The St Regis Rome”), uno de los más lujosos de la capital italiana. Además, mientras la salud le acompañó, viajó (siempre en hoteles de lujo) por Irlanda, Austria, Egipto y la India, entre otros lugares.1

Dado que la República Española le había congelado las cuentas, su fortuna había menguado; pero, sin embargo, el ya ex-Rey (o sus consejeros) habían hecho inversiones, a través de bancos suizos e ingleses, que no pudieron ser embargadas. Complementadas por aportaciones de partidarios suyos y de oportunistas calculadores - que veían en el exilio hoy una ocasión para una posible restauración del mañana - sirvieron para llevar un tren de vida más que desahogado.

A su favor jugaba que ya no tenía que “cargar” con la ex-Reina (Victoria Eugenia de Battenberg) con la que, al parecer, no tenían vida marital desde hacía dieciséis años2 y que, tras acompañar al principio a Alfonso, prefirió irse a Londres, luego brevemente a EEUU, y finalmente a Lausanne (Suiza), donde residió en el palacete “Vieille Fontaine” hasta su muerte.3

Alfonso y Victoria Eugenia tuvieron siete hijos:

A) El primogénito y Príncipe de Asturias, Alfonso (1907-1938), era hemofílico, y debido a ello mucha gente no le creía capacitado para ser el heredero de la Casa Real. Sin embargo, su renuncia a los derechos dinásticos se produjo porque se enamoró de una hispano cubana, Edelmira Sampedro. Era bella y rica pero... plebeya. Alfonso renunció a sus derechos por escrito en 1933 y se casó con Edelmira poco después. Se divorciaron en 1937; un año después Alfonso fallecía por una hemorragia tras un accidente de tráfico (como a muchos Borbones, le gustaba la velocidad).4

B) Su hermano Jaime (1908-1975) sólo fue heredero 10 días tras la renuncia de su hermano. De pequeño tuvo una mastoiditis bilateral y, por la enfermedad o por la operación, quedó prácticamente sordo y mudo. Con el tiempo aprendió a leer en los labios, pero se le consideraba incapaz de reinar.5 Finalmente, se le obligó a renunciar a los derechos dinásticos para él mismo (hecho dudosamente legal por la coacción realizada) y en nombre de sus herederos (cosa ya ilegal de todas todas). De hecho, Jaime siguió siendo el heredero de la Corona de Francia para los legitimistas - tras la muerte de su padre - con el nombre de Henri VI; y, en varias ocasiones, intentó hacer valer sus derechos a la corona española ante Franco: para sí mismo (1949), y para su hijo, Alfonso de Borbón y Dampierre (principios de los 70). Su muerte se debió a una agresión de su segunda esposa (Charlotte Tiedemann, una cantante prusiana diez años más joven que él, dos veces divorciada previamente), una bruja que le “endiñó” un botellazo que lo dejó inconsciente y le abandonó agonizante a las puertas de una clínica. Por supuesto, la causa de la muerte se tapó “convenientemente” (no sería la última vez).

C) La tercera hermana, Beatriz (1909-2002), al ser mujer no podía heredar la corona según las leyes dinásticas de entonces. En ella, según los "tiralevitas" de la Monarquía, tenemos otro ejemplo de Infanta cuya vida fue desgraciada y trágica; pero lo cierto es que casó con Alessandro de Torlonia, Príncipe de Civitella - Cesi, y se convirtió por lo tanto en "Principessa", vivió hasta edad muy avanzada, y fue la abuela de Alessandro Lequio (ahí puede que tuviese mala suerte).

D) Siguió en el nacimiento un bebé nacido muerto, Fernando, en 1910.6 Muy probablemente, se trataba de otro hemofílico (aproximadamente, un 50 % de los varones concebidos en un matrimonio de marido sano y mujer portadora, como éste, serán hemofílicos; un 50 % de las hembras concebidas nacerán sanas pero portadoras).

E) Luego venía María Cristina (1911-1996): también sin derechos al trono mientras hubiese varones: de vida también llorada como “desdichada” por los de siempre, vivió hasta edad avanzada, casó con otro parásito (Enrico Marone-Cinzano; sí, el del Cinzano) y llegó a ser Condesa de Marone-Cinzano. El título fue abolido por haber sido creado por el Fascismo italiano en 1940, pero eso no impidió que siguiese con una vida bastante poco “desdichada” hasta su muerte en casa de la Condesa Viuda de Barcelona, María de las Mercedes de Borbón y Orleans (o sea, la madre de Campechano), donde se encontraba celebrando el cumpleaños de la Condesa Viuda… y sí, le dio el cumpleaños.

F) El sexto hijo, y quien acabaría heredando los derechos dinásticos, dada la renuncia de sus hermanos y la condición de mujeres de sus hermanas, fue Juan (1913-1993). Dado que hablaremos de él largo y tendido en el siguiente capítulo, comentaremos sólo que su nombre completo era Juan Carlos Teresa Silverio Alfonso de Borbón y Battenberg (ignoro por qué le “endilgaron” el Teresa, quién sabe si le marcó para toda la vida) y que su padre, a los 13 años (1927) le consideró merecedor de recibir la distinción de Caballero de la Orden del Toisón de Oro, quizás para hacerse perdonar por haberle “endiñado” lo de Teresa.

G) El último hijo, Gonzalo (1914 – 1934) era también hemofílico, y su vida transcurrió también entre honores (también fue nombrado Caballero de la Orden del Toisón de Oro a los 13 años) y vida de deportista (Nota Mental: Recordar a los afectos de enfermedades graves que no tienen cura ni tratamiento sustitutivo no hacer el Berzas). A los 19 años (1934), veraneando en Austria, sufrió un accidente de tráfico yendo con su hermana Beatriz y, aunque no parecía tener grandes daños, murió al día siguiente de una hemorragia abdominal. Todo más o menos correcto… salvo que, al parecer, no conducía Beatriz sino Gonzalo, menor de edad y que no sabía manejar un automóvil. Como no podía ser de otra manera, se tapó el asunto.7

Además, Alfonso XIII tuvo, al menos, cinco hijos de cuatro relaciones extramatrimoniales.8

El caso es que el heredero dinástico de Alfonso XIII (y Príncipe de Asturias en caso de restauración) era Don Juan de Borbón.

Veremos su evolución (que promete risas) en el siguiente capítulo.

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