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Machtergreifung: Toma del Poder por (¿Sánchez?) los nazis en 1933 (¿2020?)

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Hago un interludio preocupado en mi serie sobre Stalingrado, pero no me voy muy lejos en el contexto. Vamos a Alemania, Enero – Febrero de 1933, y veamos si podemos extraer alguna enseñanza para aplicar en 2020 en España. Verán que, como suele pasar, en el pasado hay demasiados parecidos razonables.

Antes de empezar, aclarar que Machtergreifung es un término alemán que usaron algunos nazis y que significa, más o menos, “Toma del Poder” en un sentido revolucionario; Hitler, en cambio, prefería el término Machtübernahme, más como "Transmisión de Poder".

A ello.

Tras las elecciones federales de Noviembre de 1932, el NDSAP (los nazis) eran el partido con más escaños del Reichstag (196 escaños de 584); pero aún estaba lejos de tener la mayoría absoluta (293). Tras varios intentos de conformar una mayoría estable (Kurt von Schleicher, Franz von Papen), el presidente Paul von Hindenburg (que odiaba al líder nazi) se resignó, y llamó a Hitler para que formase Gobierno el 30 de Enero de 1933.

El nuevo Gobierno incluía sólo tres nazis (Adolf Hitler (Canciller), Hermann Göring y Wilhelm Frick) de once ministros. Von Papen era Vicecanciller, y creía sinceramente que, con una mayoría de carteras ministeriales en manos de independientes o de los conservadores populistas de Alfred Hugenberg (DNVP),1 que por su parte era Ministro de Economía, podrían contener a los nazis (¿les suena lo de una coalición en la que se “vende” a la opinión pública que la parte moderada controlará a los exaltados?).

Nadie pareció prestar atención a que Frick era Ministro del Interior del Reich, y Göring Ministro del Interior de Prusia, el estado más importante, lo que les convertía de facto en Jefes de Policía, con capacidad para arrestar o aporrear disidentes. O internarlos en "Campos de Detención y Reeducación", como Dachau.2 Y la opinión pública tampoco se preocupó demasiado porque el Ministro de Justicia, Frantz Gürtner, aunque no era nazi (pertenecía al DNVP) compartiera la progresiva deriva de los nacionalistas conservadores hacia el autoritarismo.3

Como he dicho, no hubo una preocupación excesiva por la posibilidad de que Hitler asumiese poderes. Para empezar, porque gran parte de la opinión pública aspiraba a un gobierno “fuerte, que impusiera orden”… siempre que los palos se los dieran a otro grupo político, claro. Los políticos como von Papen estaban convencidos de poder controlar a Hitler, un “advenedizo en política”, que no tenía nada que hacer frente al consumado intrigante que era el propio von Papen (¿recuerdan cómo se reían de Sánchez cuando fue echado del poder por Susana y sus barones?). Diplomáticos extranjeros lo consideraban “una copia mediocre de Mussolini”. La Prensa libre (mientras duró) opinaba que existían mecanismos institucionales para evitar una deriva dictatorial, y que el propio pueblo alemán, que exigía diversidad, expulsaría del poder a quien tratara de recortar sus libertades. (¿no les parece que en España alguna Prensa asume con demasiada complacencia que los mecanismos institucionales funcionan a la perfección para que no puedan darse tentaciones cesaristas? Con los secesionistas no ha funcionado.) Hasta la Comunidad Judía no se mostró excesivamente preocupada. Hitler no era más que otro antisemita, ni más ni menos peligroso que algunos gobernantes cruelmente antisemitas (como Alejandro III de Rusia o Djemal Pashá, del Imperio Otomano); y, de hecho, el pueblo alemán, más civilizado que los rusos o los súbditos de los turcos, no permitiría un exterminio en masa.

Nada más ser elegido, en la primera sesión del Consejo de Ministros se trató el asunto de lograr la mayoría parlamentaria suficiente como para gobernar sin el mecanismo del Decreto Presidencial, mecanismo del que se había abusado durante la República de Weimar.4

Una posibilidad era aliarse con el Zentrum (católicos conservadores); con cuyo concurso llegaban a 328 escaños, de 584; o sea, mayoría absoluta holgada. Otra posibilidad, sugerida por Hugenberg, era directamente prohibir el Partido Comunista (KPD) por ser un partido revolucionario peligroso para la República (con dos cojones) y, así, sumar la mayoría suficiente entre nazis y DNVP (247 de 484 escaños que quedarían). Hitler se negó, ya que tenía otros planes.5

Desechada la idea de prohibir el KPD, Hitler se entrevistó con el Zentrum, y luego engañó a Hindenburg y a sus aliados del DNVP: les dijo que las demandas de Zentrum eran imposibles de conciliar con las posiciones de los partidos que apoyaban el Gobierno; por ello pidió - y obtuvo- una nueva disolución del Parlamento y la convocatoria de unas nuevas elecciones (que fueron las últimas más o menos libres) para el 5 de Marzo de 1933.

La campaña no fue limpia ni siquiera antes del incendio del Reichstag. Goebbles anotó en su diario: “Ahora será fácil llevar a cabo la lucha, porque podemos recurrir a todos los recursos del Estado. La prensa y la radio están a nuestra disposición”. Y no sólo eso, Hitler obtuvo abundante financiación de los industriales alemanes, a quienes les hacían los ojos chiribitas con el programa de rearme alemán.

Pero hubo más: los nazis usaron con frecuencia la violencia callejera contra sus enemigos; las reuniones socialistas y comunistas fueron prohibidas con frecuencia, y otras veces los agentes provocadores nazis atacaron sus mitines. Göring, en Prusia, y otros mandamases nazis habían ordenado a la Policía no intervenir contra los SS, los SA y otros paramilitares (a los pocos días, incluso se les concedió el status de “Policía Auxiliar”). Los periódicos de izquierda fueron cerrados varias veces, y sus sedes atacadas.

El día 27 de Febrero, el edificio del Reischtag -la sede del Parlamento alemán- fue incendiada por un holandés desequilibrado, Marinus van der Lubbe, que había pertenecido a grupos izquierdistas. Nunca se supo si Marinus había actuado motu propio o había sido manipulado por agentes provocadores nazis. Lo único que parece claro es que no se trató de un atentado comunista, ya que hubo un juicio (septiembre 1933) en el que los nazis, pese a que ya empezaban a controlar todas las instancias judiciales, no pudieron demostrar conexiones con los Partidos Comunistas de Alemania ni Holanda, ni con la Komintern.

No hay pruebas de que los nazis provocasen el incendio, pese a lo que se suele decir; pero lo cierto es que aprovecharon el suceso para acabar de machacar a sus rivales políticos: al día siguiente del incendio, la prensa comunista y la prensa del SPD (socialdemócratas) fueron prohibidas durante dos semanas. Las oficinas del KPD fueron cerradas y sus parlamentarios y funcionarios fueron puestos en "custodia protectora para que no sufrieran la indignación popular". También se detuvo a dirigentes del SPD y a varios intelectuales de izquierda. Sin embargo, no se disolvió el KPD, porque aún podría servir para dividir el voto de la izquierda… Hitler no daba puntada sin hilo.

Aún y con todo, los nazis sufrieron una gran decepción el 5 de Marzo: no sacaron la mayoría absoluta. Obtuvieron 288 escaños, a 36 de ella (se eligieron 647 parlamentarios). Pese a todo lo sufrido, el SPD consiguió 120 escaños, y los comunistas 81. Para llegar a la mayoría absoluta, Hitler se alió otra vez con el DNVP, sumando 340 escaños.

Pero no era suficiente. Los nazis buscaban aprobar una Ley Habilitante, o de “Plenos Poderes”, que durante cuatro años le permitiría, como canciller, gobernar sin el Parlamento. Para conseguirlo, necesitaban una mayoría cualificada (dos tercios del parlamento) y eso suponía 432 votos a favor... si asistían todos. Pero lo más importante es que una alianza SPD + KPD (201 escaños) podía llegar, con algunas añadiduras, a los 216 que tumbarían cualquier alianza de Hitler para votar a favor de su Ley Habilitante.

Así que lo que hizo, para no dejar nada al azar, es utilizar el Decreto del Incendio del Reichstag, que había hecho firmar a Hindenburg al día siguiente del incendio, para prohibir a los comunistas del KPD. El parlamento quedaba así con 566 escaños y los dos tercios en 376 escaños. Hitler y el DNVP sumaban 340, pero los nazis habían "convencido" a los demás grupos (excepto al SPD) que era mejor votar a su favor. Como en el bullying, apoyas al "abusón" para que se meta con otras víctimas y no contigo.

Así que el Decreto fue aprobado con 444 votos a favor y 94 (todos socialdemócratas, los 26 que faltaban estaban detenidos o huidos) en contra. Y ya todo fue coser y cantar: con todos los poderes en la mano, Hitler fue aprobando todas las leyes que prohibían los partidos, los sindicatos, las asociaciones profesionales, permitía expulsar de sus profesiones a profesores, sanitarios, jueces, abogados, etc. que no se plegaran al "pensamiento único" (también implantó cursillos de "Educación en el Nacionalsocialismo" para los profesionales que quisiesen continuar ejerciendo, otra cosa en la que vamos pareciéndonos)... Hasta las asociaciones infantiles y juveniles fueron disueltas para refundirlas en las Juventudes Hitlerianas.

Hitler consiguió ésto en tan sólo seis meses. No soy tan conspiracionista como para creer que el fin último de este Gobierno sea instaurar una dictadura sangrienta como la de Hitler. Para empezar, porque no les veo provocando masacres de miles o millones de personas por su raza o ideología. Y, además, los resortes de control (políticos y, sobre todo, económicos) de la Unión Europea son incomparablemente más fuertes que la Sociedad de Naciones de 1933.

Pero me parece muy peligroso asistir al debilitamento del Control Parlamentario sobre un Gobierno cuyos partidos componentes han declarado más de una vez su intención de promulgar leyes que:

- Prohíban bulos e informaciones tendenciosas (de la otra parte, se entiende), incluyendo llegar a silenciar medios de comunicación.

- Prohíban las manifestaciones de odio (de la otra parte, se entiende), llegando a declarar fuera de la Ley a asociaciones y partidos, y a secuestrar publicaciones, que hagan "apología del franquismo" (lo que incluye, supongo, afear los crímenes "de los nuestros")

- Prohíban declaraciones o publicidad de personas, o asociaciones, que opinen contra el Pensamiento Único; por ejemplo, afirmando que las Denuncias Falsas existen, o que los niños tienen pilila y las niñas no (llegando a ponerlas fuera de la Ley, como dijo nuestra flamante Ministra de Igualdad).

- Permitan exigir, para ejercer en la Judicatura, Policía, Sanidad, Administración Pública, y supongo que pronto en todo el Estado, cursos de "Perspectiva de Género"

- Permitan introducir como curriculum escolar, obligatorio a todos los niveles, y en todo el territorio nacional, asignaturas de "Perspectiva de Género", "Políticas Identitarias", etc

- Permitan controlar por el Parlamento la Judicatura: el CGPJ, el Tríbunal Supremo, el Constitucional. Obsérvese que la expulsión del Parlamento de partidos como Vox, y quién sabe si el PP (muchos de Podemos lo piden) funcionaría en el mismo sentido que la expulsión del KPD del Reichstag.

Me he alargado mucho, pero me he dejado más puntos programáticos de IU - Podemos y PSOE que me obligan a pensar que "levantar el pie del freno" sobre las intenciones bonapartistas de esta gente, ni aunque sólo sea un ápice... puede ser peligrosísimo.

Aunque no lleguemos a ver una "Solución Final", no quiero llegar a vivir en un país sin Libertades.

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